Decía en mi nota anterior que nuestra profesionalización no debía llegar a los clubes, y traigo a colación palabras de “Vernon Pugh” que en 1995 presidía el Comité de Amateurismo del iRB que trajo el juego a la era profesional.
“Al aceptar que el juego era profesional, gente de todos los niveles lo asumieron como algo compulsivo donde todos debían ser profesionales, en lugar de entender que ello sólo significaba solucionar el problema a nivel de la elite. Ese accionar fue tan profundo que incluso aquellos jugadores de modestas capacidades pensaron que se les debía pagar.
Si tuviéramos la oportunidad de hacerlo de nuevo, yo sugeriría que se introdujera un profesionalismo calificado, sólo aplicable a los seleccionados de elite.
Pienso que lo que oscureció la comprensión del profesionalismo, fue la errónea sobre-valoración del juego. Mucha gente creyó que se trataba de una suerte de inversión como en la Premier League del fútbol. Todos los clubes arrancaron desde el máximo en cuanto a la valorización de los jugadores. Así fue en todos los casos y eso no tuvo ningún sentido. Pero todos iban a bordo de la misma cinta transportadora. Percibí que en esa clase de mercado abierto, las leyes de la economía fueron ignoradas y mucha gente recibía pagas superiores a su real valía. Por supuesto, esto ya había pasado en el fútbol y ahora ocurría en el rugby. Este traumatismo no ocurrió en el hemisferio sur ya que ellos manejan estructuras diferentes con sus de Uniones Provinciales-Regionales y por ende no afrontaron las mismas dificultades que nuestros clubes”.
Las palabras son más que obvias; yo también comparto esa visión “nuestros clubes deben mantenerse amateurs”.
Si nuestros dirigentes son visionarios y ven más allá de lo que hoy acontece en Argentina, seguramente crearán algún “torneo de elite” como los que existen en el hemisferio sur (que es por otra parte al hemisferio y el rugby al que pertenecemos). Con esto evitaremos que nuestros clubes intenten en el corto tiempo potenciar sus actuales participaciones buscando “resultados” que se obtienen con mejores equipos, por ende, con mejores jugadores y entrenadores; es decir que para lograr eso: se irán “profesionalizando todos”, en una carrera en la que nadie querrá quedarse atrás, tal como aconteció en Inglaterra; sufriendo fundamentalmente nuestra base del rugby “Los clubes”.
En esa carrera sin ningún orden, algunos clubes, los más organizados prevalecerán sobre los más débiles, desembocando en un rugby amorfo, donde el pez grande se come al chico, para finalmente dar nacimiento a un rugby de 350 clubes que alimentarán a los mejores 10 ó 12 clubes del país.
Con esta profesionalización corremos el riesgo que nuestros clubes quiebren, o desaparezcan, con el agravante de producir mayor cantidad de jugadores profesionales sin tener niveles de excelencia. También peligra perder ese entorno maravilloso que hoy tienen nuestros clubes donde todo consiste en jugar por placer, porque no hay otra cosa, simplemente jugar por diversión con los amigos y por el club. Ese sentimiento demostraron nuestros Pumas cuando entonaban nuestro himno en la copa del mundo.
La propuesta es entonces desarrollar nuestro rugby de elite con las 8 regiones ya conformadas por las siguientes Uniones:
1. URBA: Unión de rugby de Buenos Aires (que es una región en si misma)
2. NOA: Tucumán, Salta, Jujuy y Santiago del Estero.
3. Centro: Córdoba y La Rioja-Catamarca (futura Unión Andina).
4. Litoral: Rosario, Santa Fé y Entre Ríos.
5. Oeste: Mendoza, San Juan, San Luis.
6. Pampeana: URMDP Unión de Mar del Plata, URS (Bahía Blanca), UROBA (Oeste de la provincia de Bs. As), URCBA (Centro de la provincia de Bs. As).
7. NEA: URNE (Chaco-Corrientes), Misiones y Formosa.
8. Patagónica: Alto Valle (Neuquén y Río Negro), Los Lagos, Austral, Chubut y Tierra del Fuego.
De las 8 regiones que tiene hoy nuestro país, algunas ya están funcionando con sus torneos regionales de clubes y otras camino a desarrollarse de idéntica forma, pero todavía incipientes por los altos costos de sus traslados (ej. región patagónica).
Jerarquizando estos torneos regionales de clubes con ayudas económicas UAR, estaremos creando una “identidad territorial propia” que tendrá una mejor competencia, fundamental para el futuro desarrollo de nuestros torneos, alentando el crecimiento deportivo de nuestras instituciones, base fundamental de nuestro rugby y crucial en el aporte de jugadores para nuestros futuros Seleccionados Regionales y Nacionales.
Efectivamente si los dineros de la UAR-iRB son invertidos en los seleccionados de estas 8 Regiones, estaremos invirtiendo en la “elite” del rugby argentino, que básicamente podría contener alrededor de 30 jugadores por equipo. Es decir 240 jugadores profesionales compitiendo en el máximo nivel nacional. A estos jugadores deberíamos agregarles 8 ó 10 personas en el staff (entrenadores, preparadores físicos, etc.) y algunas otras personas profesionales de la UAR que se encarguen de la logística de esta estructura. Si tenemos en cuenta que argentina tiene 75.000 jugadores la cifra de profesionales no llegaría al 0,5%.
Como verán, esta estructura profesional es mucho más chica pero de infinita mejor calidad que la que se pueda formar a través de los clubes, por lo tanto de mucho menor costo, más manejable y con una organización verdaderamente nacional.
Ahora bien, ¿como desarrollamos a nuestros jugadores de selecciones regionales para elevarles el nivel que traen de sus clubes?
Los jugadores seleccionados deberán comprender que además de intervenir en una mejor competencia nacional, sus desarrollos y sus preparaciones físicas deberán tener un mayor nivel, por lo tanto serán de más “exigencia y dedicación”. Si esto es así, nosotros deberíamos ver la forma de “retribuirles” ese tiempo extra de dedicación (pagarles por sus servicios).
Obviamente hoy nuestros jugadores de Selecciones Provinciales no tienen ese nivel porque su competencia y preparación es tan corta (3 a 5 partidos año) Campeonato Argentino, que no pueden elevar sus estándares.
Lo único que logramos con esa competencia en el mejor de los casos, es seleccionar los jugadores más aptos para nuestras selecciones. Pero lo verdaderamente importante para que ese nivel se potencie a estamentos superiores, es tener una competencia profesional nacional con no menos de 10 partidos por temporada con cada equipo.
En definitiva lo que estoy proponiendo para nuestros seleccionados regionales es a la vez igual a lo que sucede con nuestros “Pumas”. Todo el rugby argentino pide a gritos tener una competencia internacional seria, porque todos sabemos que sin ella es imposible que nuestros jugadores puedan tener éxito en el mejor nivel mundial.
Ahora bien ¿Cómo obtenemos el dinero?...
Sabemos que el iRB está dispuesto a ceder dinero para el desarrollo de una profesionalización de elite del rugby argentino, formar centros de altos rendimientos en diferentes lugares de nuestro país, etc. Es decir, colaborar tal como lo hace hoy con nuestro coaching nacional. Esto es muy bueno para alentarnos a conformar esa estructura profesional que tanto necesitamos. Pero no será siempre así, seguramente esta ayuda no estará permanentemente.
Esta propuesta de “Regionalización” puede ser un punto de partida al pensamiento de profesionalización de nuestro rugby argentino. A la vez si a estas 8 regiones le agregamos dos países limítrofes como pueden ser Chile y Uruguay estaremos a la vez agrandando nuestra competencia y desarrollando a nuestros vecinos.
Finalmente el desafío está en desarrollar alguna competencia de elite que beneficie nuestro rugby nacional jerarquizándola cada vez más para que sea en el futuro un ingreso importante que retroalimente al rugby de nuestros clubes.
Jorge Nasazzi
Oficial Nacional de Desarrollo
Unión Argentina de Rugby