El juego abierto que propuso Marista desde el inicio, dejó entrever que su pareja de medios permitió acentuar la buena producción del combinado.
De esta forma, el balance parcial se inclinó a favor de los curas por 14 a 6 sobre Banco.
Al minuto de iniciada la segunda etapa, Banco es quien salió por el sueño de la victoria y descontó por la vía del penal convertido por su capitán.
Pero el libreto indicó el tiempo de entrar en escena a la dupla Carrasco y Rocuzzo, para liquidar esta función. Y fue así que estos muchachos, de tarde inspirada, gradualmente se aliaron con la pelota y orientaron a su equipo a no “despegarse” del el ingoal rival.
De esta manera, Banco comenzó a jugar con algunas variantes, para contrarrestar el certero ataque de su oponente, esfuerzo que no le alcanzó para lograrlo.
Es más, el juego local tuvo un tramo en el que perdió su identidad y a dos de sus jugadores por amonestación; de manera que las diferencias de punto aumentaron a favor de Marista.
Por su parte las rápidas reagrupaciones de los curas, a lo largo de la cancha, llevaron a que los bancarios no tuvieran demasiado tiempo para replantearse el partido que se les iba de las manos.
Marista no especuló en ningún momento bajar su rendimiento y no buscar más el partido. Al contrario, la exigencia la extendió hasta el último minuto de juego y dio por acabado todo intento bancario de revertir la situación.
Fue así que los “actores” de dichos elencos intercambiaron saludos y dejaron atrás toda “calentura” del partido. El telón se cerró y aunque la parcialidad local no se fue muy conforme, quedó claro que los equipos cada vez más buscan conseguir su mejor rugby. Pero de seguro, que la próxima función dará o no la razón a esto.