Preservar la salud de un jugador (más
cuando niño y adolescente) en su
formación y mantener su seguridad,
debe ser parte fundamental de las preocupaciones
de todos los que están en el rugby.
1- LEALTAD
No solo es expresar un discurso más
o menos moralizante en las reuniones, charlas
y entrenamientos, sino también hacer
“vivir” los actos de lealtad
en las competencias.
No solo es declamar el espíritu del
rugby, sino ponerlo en práctica en
los partidos:
a) controlando el carácter;
b) respetando las reglas de juego;
c) acatando (¡sin hablar!) las decisiones
del árbitro; y sobre todo,
d) “No matando el juego, dejando libre
la pelota para el movimiento”.El espíritu
del rugby debe ser experimentado para poder
ser aprendido.
La sola “pontificación”
no alcanza. Se debe enseñar predicando
con el ejemplo.
2- INTELIGENCIA
El jugador debe aprender a explotar la fuerza
de su pensamiento. La inteligencia es un
factor decisivo para la superación
de su rendimiento.
El educador-entrenador debe tomar en cuenta
esta dimensión, para que el jugador
logre fortaleza “en sus neuronas”
tanto como en sus piernas.Concentración,
visión de juego, motivación,
control, dominio de la ansiedad, son fuentes
que llevan al alto nivel en un clima de
tranquilidad psico-afectiva. NO
CONFUNDIR MOTIVACIÓN CON EXCITACIÓN.
3- VIDA SANA.
El entrenamiento invisible. Estudiar y/o
trabajar; alimentarse muy bien y descansar
mejor, para “sufrir” en los
entrenamientos (actividad intensa) y así
poder “jugar” en los partidos.
La concepción inversa de estos dos
últimos factores lleva al bajo rendimiento
y a la pérdida de interés
en la actividad.
Cuidado y control en la alimentación
– descanso – entrenamiento –
regeneración de energías=Seguridad
– Mejoramiento del potencial fisiológico=ÉXITO
Toxicomanía – dopaje –
tabaco – alcohol=PELIGRO=DEFUNCIÓN
DEPORTIVA
Y ...El jugador es un ser humano que piensa,
siente y se mueve. ¡No es una máquina!
Material didáctico UAR