Coluministas

EL CAMBIANTE MUNDO DEL RUGBY PROFESIONAL. Gareth Edwards

 
CAPÍTULO 1

El rugby de clubes menores

Ian Roddan y Chris Hobbs pueden ser nombres no muy conocidos en el mundo del Rugby Union. Ni poseen algún cap colgado en la pared de sus hogares, tampoco tienen corbatas de Barbarians ni los sacos de los British Lions en el armario. Así y todo, gente como ellos han sido el alma de este juego desde que existe como tal y su contribución nunca debe ser subestimada.

Ambos están al final de sus treinta, ambos jugaron rugby para sus clubes por muchos años y ambos han manifestado su deseo de colaborar desinteresadamente con el deporte que han amado desde su niñez. Los dos están devolviendo lo que recibieron de sus clubes como entrenadores de los equipos juveniles. Desde siempre han servido lealmente al juego y por ello tienen mi más profunda admiración. Simplemente no creo que el Rugby Union hubiera podido alcanzar niveles de popularidad cercanos a los actuales si no hubiese sido por el esfuerzo sostenido de personas como ellos dos y muchos otros en clubes diseminados por todos los países donde este deporte se practica.

En primer término, Ian Roddan, ingresó al Stow-on-the-Wold Rugby Club, en el corazón de Costwolds, a la edad de 12 años y comenzó a jugar en minirugby. Jugó como centro hasta alcanzar la capitanía del primer equipo del club, la retuvo por dos años, entre 1989/1990, en su momento ayudó a entrenar la primera división y ahora está a cargo de los menores de siete años.

Chris Hobbs fue a la misma escuela que Jeremy Guscott, en Bath, aunque éste era dos años menor que él. Comenzó en el Avonvale RFC a los diecisiete años de edad y todavía juega para la primera división. El suyo es un pequeño club ubicado en el pueblo de Bathford, muy cerca de la famosa ciudad georgiana en el este de Inglaterra. Fue dos veces capitán del primer equipo y también se ha desempeñado como secretario del club. Ahora entrena a los menores de 13 años y su hijo George juega en esa división.

Los dos han sido más que generosos con el tiempo que le han dedicado a sus clubes. Cuando Roddan era el capitán del equipo de su club solía entrenarse dos veces a la semana a la vez que estaba disponible todos los sábados durante todo el día. Los viernes a la noche los empleaba para organizar un montón de cosas, telefonear a todo el mundo y por lo general estaba siempre dispuesto para hacer algo. Los domingos por la mañana era común que estuviera ayudando a limpiar los restos de la noche anterior. Ahora es justamente domingo por la mañana en el campo de Oddington Road y está cumpliendo su función con los minis, como Chris, pues allí residen el futuro éxito y prosperidad del Stow. El hijo más grande de Ian, George, juega con los menores de 9 años y su hermano Charlie con los menores de 8 años. En la última temporada, Ian entrenó a Charlie y sus amigos en la menores de 7 años. Todo esto probablemente sea suficiente porque Ian trabaja para una empresa constructora cerca de su casa en Costwolds y sobrelleva largas horas de labor física.

Chris Hobbs se unió al Avonvale RFC en 1979 porque un amigo de su padre era manager de los Colts allí. Capitaneó el primer equipo entre 1991 y 1993 y todavía lo hace ocasionalmente. Su compromiso? Todos los domingos dedica dos horas a entrenar a los chicos, pero en ocasiones le dedica todo el día o la mayor parte del mismo, cuando juegan afuera. Además tiene el compromiso de asistir a una reunión del comité en Avonvale los lunes y el martes tiene dos horas de entrenamiento con la primera. También entrena la menores de 15 años un par de horas los miércoles a la tarde y juega los sábados. Sale de su casa a las 11:30 horas los sábados y no está de vuelta hasta las 20 o 21 horas.

Debido a que está en el comercio de frutas y vegetales, tiene que levantarse todos los días a las cuatro de la mañana para ir al mercado. Y el tiempo que le da al rugby? “Lo hago por amor al juego, es mi vínculo con el rugby”.

Busqué a gente como ellos dos porque quería saber que es lo que piensan los que se desempeñan en el rugby juvenil sobre lo acontecido en el Rugby Union. Que es lo que piensan sobre el dinero que corre a los más altos niveles del juego? Piensan que el rugby de los clubes menores ha sido olvidado y cuán saludable está el juego a ese nivel? Cuáles son los problemas que están enfrentando y cómo perciben el futuro de clubes como los de ellos?

El club Stow-on-the-Wold fue fundado en la década de 1870. Los primeros jugadores fueron los trabajadores del ferrocarril de Inglaterra a Gales que estaban trabajando en el área construyendo el ramal desde Bourton-on-the-Water hasta Stow. Una vieja historia da cuenta que los jugadores eran recogidos en la famosa plaza situada en el corazón de Stow y llevados hasta la estación mediante un carretón cervecero tirado por un caballo ciego. El propietario del carretón era un fabricante local de cerveza, Mr Gus Green. El club es uno de los fundadores de la Unión de Gloucestershire, formada en septiembre de 1878.

El padre de Ian Roddan, Homer, fue suplente para Escocia y jugó rugby a nivel distrital poco antes de la guerra. Estaba en la armada y jugaba de tercera línea. Como ingeniero altamente capacitado ayudó a su club inmensamente, luego de una exitosa licitación por una donación de la lotería a mediados de 1990.

Brian Warby, quien ha estado vinculado al Stow desde 1970 y fue presidente del comité de obras, bromea: :”Yo y mi equipo juntamos el dinero y Homer se lo gastó. Pero hablando seriamente, él se hizo cargo de dirigir las obras y su contribución, como la de muchos otros, ha sido sustancial”.

El club recibió 162.500 libras esterlinas en concepto de donación básica y otras 50.000 de una entidad denominada The Foundation for Sport and the Arts, la que a su vez recibe aportes de fondos comunes. El club tenía en su propia alcancía unas 25.000 libras para arrancar y el costo total del proyecto fueron 260.000 libras esterlinas. Esto incluía comprar una tercera cancha, nivelar y drenar la dos existentes.

“Antes que las niveláramos, solíamos jugar en la ladera de una montaña” recuerda Ian. “Había 16 piés de desnivel de un extremo al otro, pero siempre eran partidos de dos tiempos”, sonríe.

Entonces se embarcaron en mejoras sustanciales en el clubhouse, que costaron cerca de 160.000 libras esterlinas. Ampliaron el frente original, construyeron una segunda planta y agrandaron los vestuarios. Las obras se extendieron por unos tres años. Se colocaron luces y se mejoró el campo de entrenamiento. Ahora tienen tres buenas canchas, el clubhouse es excelente y hay un delicioso restaurante en el primer piso con una hermosa vista de la campiña de Costwolds. Es un espléndido edificio que ofrece instalaciones de esas que cualquier club importante se sentiría orgullos de tener. Mucha gente, como el secretario Nigel Drury, ha hecho lo suyo, pero hay dos que han sido los más importantes baluartes del club, John Wright, quien ha estado involucrado por cincuenta años, e Ian Roberts. Dos grandes personalidades que jugaron rugby para el club y le han prestado sus servicios por siempre.

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