Para
asegurar que un equipo tenga un buen juego,
el entrenador de excelencia tiene que trabajar
en varias direcciones.
Una de ellas es la actitud y, en tal sentido,
vale señalar que una de las virtudes
de la técnica de un coach consiste
en generar toda una "filosofía"
en torno a la actitud y disciplina que necesitan
mantener los jugadores durante el entrenamiento.
Es necesario que el coach logre comprometerlos
con un mensaje inspirador y motivador para
despertarles el deseo de estar en óptimas
condiciones físicas y mentales que
les permita armarse de una voluntad inquebrantable
y de una tenacidad a toda prueba para rendir
al máximo el día del partido.
Uno de los puntos donde se refleja más
la actitud dentro de una práctica
es en la disciplina que muestra o tiene
el jugador. Mucho se ha hablado de este
punto pero vale recalcarlo para no perder
la esencia de quienes nos precedieron. Llamamos
disciplina al orden, al autocontrol, al
hacer cumplir lo establecido. Indudablemente
esto comienza con algunos ítems fundamentales.
A. Indumentaria
para la práctica.
Debemos comunicar y hacer comprender que
para realizar una práctica con éxito
es necesario que las herramientas a utilizar
sean adecuadas; y esto quiere decir que
dentro de las responsabilidades del jugador
está la de llegar a las prácticas
con todo el equipo de rugby, es decir:
Camiseta de rugby
- Pantalón de rugby - Zapatos
de rugby
Sin estos elementos se dificultaría
el desarrollo de la práctica y el
coach debería modificar lo planificado
o excluir a aquellos que no cuenten con
la indumentaria apropiada. Un scrum no se
puede realizar sin estos elementos, prácticas
de tackle tampoco, carreras para mejorar
estilo y velocidad tampoco, práctica
del line out tampoco; es decir que los requerimientos
básicos del juego del rugby no podrán
ser ejercitados por falta de elementos,
que son en definitiva responsabilidad del
jugador.
B. Horarios.
Constantemente hemos escuchado decir que
las prácticas comenzaban cuando llega
el último de los jugadores, por lo
que es necesario cumplir estrictamente con
los horarios de inicio de las prácticas,
y esto quiere decir fijar y hacer cumplir
los horarios establecidos. Es parte vital
de la disciplina que debe adquirir un jugador
para someterse a la presión del juego.
Aquí es donde el coach debe empezar
a sentir la responsabilidad del jugador
hacia diferentes áreas comprometidas
del juego del rugby.
Hacia uno mismo -
Hacia sus compañeros - Hacia el equipo
Cuando se le dice a un jugador que el entrenamiento
comienza a las 20.30 horas, significa que
a las 20.30 horas debe estar listo y preparado
en la cancha y no llegar a las 20.30 horas.
No importa si comenzamos con una charla,
o con la parte física o si vamos
a desarrollar la práctica a partir
de un partido, la práctica comienza
a las 20.30 horas y es allí donde
el jugador debe enfocar su concentración.
C. Disposición
hacia la práctica.
Es importante destacar que el rugby nos
invita a divertirnos como base fundamental
del juego, pero que también nos impone
ciertos sacrificios que debemos asumir para
desarrollar con éxito el juego.
En cuanto al tiempo podemos decir que es
bastante corto ya que contamos solo con
dos días a la semana para realizar
prácticas, correcciones, para transmitir
enseñanza y para generar conducta
en los jugadores, que dicho sea de paso
siempre parece insuficiente. Si a esto le
sumamos que muchas veces los jugadores encuentran
en este tiempo un lugar para distenderse
de las presiones de todos los días,
o utilizan este espacio para intercambiar
informaciones o conversar con sus amigos,
el tiempo mental del que disponemos es infinitamente
menor.
Por eso es nuestro deber de entrenador
ubicar los tiempos para cada necesidad,
es imperativo que marquemos a fuego la idea
de que para cada situación existe
un momento, y que el momento de la práctica
debe estar destinado a practicar, a crecer
como jugadores, a desarrollar las destrezas
que luego le van a ser requeridas en el
partido.
Debemos lograr que los jugadores comprendan
que el tiempo de entrenamiento es precisamente
eso: un tiempo para entrenar, y ya que han
traído al campo de entrenamiento
su cuerpo, deben traer también su
concentración, su cerebro y su mente
para aplicar todo los practicado luego en
el partido.
Para ello
la práctica debe de desarrollarse:
Con disciplina
Con la boca cerrada (salvo cuando el coach
indique lo contrario)
Con total concentración
A toda velocidad (física y mental)
Obviamente para lograr esto el coach debe
estar también preparado. Esto quiere
decir que debe tener planificada la práctica
y contar con todos los elementos a utilizar
dispuestos antes de comenzar la práctica,
y para ello deberá:
Recordar que: "No planificar
es planificar el fracaso".
Llegar con anticipación
Con la práctica ya desarrollada
Conociendo los elementos que va a utilizar
Sabiendo los tiempos que demandará
cada ejercicio
Conociendo cual es el objetivo a cumplir
Con ropa adecuada
Haciendo lo que dice que hay que hacer
Sereno pero entusiasta
Correcto pero firme
Apresurado pero con ritmo
Para organizar una
práctica exitosa, el entrenador debe
hacerse las siguientes preguntas:
¿Qué tipo de entrada en calor
usaré?
¿Qué tipo de práctica
de contacto usaré?
¿Qué destrezas individuales
profundizaré?
¿Qué aspectos de destrezas
de unidad serán cubiertos?
¿Qué actitudes y coordinación
de team serán desarrolladas?
¿Qué materiales necesito para
desarrollar el plan de entrenamiento?
La actitud al ser "colgado" en
un partido.
Cuando comienza cada temporada se repiten
las mismas frases celebres:
"Seguramente este año nos vamos
a equivocar y vamos a cometer errores, pero
ninguno será con malaintención".
Por que se repite esto siempre, porque muchas
veces el coach parece ser injusto o parece
equivocarse en diferentes decisiones que
afectan o pueden afectar a los jugadores.
No siempre esto debería ser relevante
ya que la vida nos va a poner ante situaciones
aparentemente injustas que deberemos sortear,
o para ponerlo en términos del rugby,
situaciones donde deberemos apretar los
dientes y seguir hacia delante, lo que el
coach debe incentivar constantemente es
que no importa la circunstancia el jugador
es parte vital de un team dentro o fuera
del campo de juego, y si esta vez le toco
ver el partido desde a fuera, su función
es tan importante como cuando está
disputando milímetro a milímetro
dentro del campo de juego.
Aquí la actitud toma un papel muy
especial. La actitud del hombre que queda
fuera de la formación del team para
esa semana debe estar:
A disposición del equipo
Con espíritu de colaboración
Para cualquier cosa que se lo necesite
En todo momento
Con esto queremos decir que si al jugador
que no integra la formación se lo
requiere para hacer oposición en
la práctica, o se lo necesita para
traer agua, o cargar los bolsos, o hacer
de lineman, o llevar arena al pateador;
ese jugador DEBE ESTAR DISPUESTO. Esta es
una característica de los jugadores
que logran llegar lejos en su carrera deportiva
al igual que en su vida misma. La función
del entrenador debe ser la de entrenar estas
actitudes de servicio constantemente.
Durante el partido los jugadores que han
sido designados para integrar el banco de
suplentes deben estar con actitud alerta
constantemente pues en cualquier momento
puede requerirse su actuación. Esto
quiere decir:
Alertas a las situaciones del partido
Alertas a las situaciones de su puesto
Atentos a las indicaciones del coach
En estado de total concentración
Con la ropa en condiciones (zapatos puestos,
camiseta puesta)
La actitud cuando no hay entrenamiento.
Hemos visto recién que los tiempos
de práctica son relativamente escasos,
por lo que muchas veces hemos hablado de
aquello que constantemente repetía
Don Francisco Ocampo acerca de la preparación
del jugador para rendir al máximo
de sus posibilidades, es decir el "entrenamiento
invisible" o sea el entrenamiento que
un jugador debe realizar fuera de los días
de práctica convencionales.
Esta actitud del jugador repercute en su
desarrollo como deportista a la vez que
impulsa al resto a cumplir de manera excelente
en el ámbito de las prácticas.
Es menester del coach de excelencia comprometer
a los jugadores a realizar entrenamiento
aún fuera de los días de práctica
de conjunto. Su mensaje debe ser inspirador
y motivador para despertar en el jugador
el deseo de estar en óptimas condiciones
para la práctica del juego del rugby,
tanto física como mentalmente.
La actitud la noche anterior al partido
y la mañana previa.
Los antiguos guerreros impusieron la tradición
de "velar las armas" la noche
previa al combate, esto significa sentarse
frente al fuego con todas las armas a la
vista, simplemente conversando y mirando
sus armas, las cuales iban a ser usadas
en combate para defender su estandarte.
En ese momento su mente estaba totalmente
compenetrada con su próxima actuación
y en la función que debería
desarrollar al día siguiente.
Lo mismo sucede en el juego del rugby, la
noche previa al partido el jugador debe
concentrarse en su juego, en las prácticas,
en su desafío próximo y en
como desarrollar entereza mental ante el
compromiso de defender su camiseta contra
el oponente que llega con las mismas intenciones.
Para ello recomendamos que el coach haga
mucho hincapié en:
Su equipo (vestimenta adecuada, tapones
y zapatos)
Su actitud mental (nervios, garra, motivación,
grado de compromiso)
Su actitud física (estar preparado
y no desesperado)
Su descanso
Su alimentación
Su función dentro del team
Existen diferentes formas para lograr una
correcta predisposición hacia el
juego aunque recomendamos juntarse a comer
a la noche anterior y ver alguna película
alentadora o inspiradora.
Algunos títulos recomendados: Partidos
de su club, Jamaica bajo cero, Corazón
valiente, Tucker, El campo de los sueños,
Rocky. Jornadas cortas, temprano, sin generar
mayor nerviosismo, distendidas, amenas y
motivadoras.
La actitud antes del partido.
Todos pretendemos que previo al partido
los jugadores estén ciento por ciento
concentrados en lo que va a ocurrir. No
siempre pasa.
Por eso entendemos que una buena forma de
incentiva a esto es llegar al partido una
hora y media antes del inicio del juego,
ingresar al campo donde se jugará,
chequeando el estado del campo (aunque en
realidad la importancia de esto es sentirse
ya mentalmente dentro el campo) e ingresar
una hora antes al vestuario (ese es su lugar,
con sus compañeros, con el olor al
partido, con los ruidos de los tapones contra
el suelo, sin ver otra cosa que su propia
camiseta) en silencio, con disciplina y
a las ordenes del capitán.
Esta ceremonia logra concentración
y motivación, dos factores fundamentales
a la hora de desarrollar con excelencia
la práctica del juego.
La actitud
durante el partido.
Ochenta minutos es el tiempo reglamentario
de un partido de rugby; ochenta minutos
es, entonces el desafío del jugador,
ochenta minutos de tackle, carrera, posesión,
recuperación, velocidad mental, concentración
esfuerzo, sacrificio, unidad, compromiso,
solidaridad, dientes apretados, visión
clara del juego, motivación, reacción
y entrega. Esta es la actitud que se espera
de un gran jugador de rugby, todo lo demás
puede esperar.
Es deber del coach hacer comprender esta
responsabilidad a los jugadores que integran
un team. Repetimos ochenta minutos no quiere
decir setenta y nueve, son ochenta minutos
donde se decide el éxito o fracaso
de un jugador y de un team. No queriendo
decir con esto que éxito es ganar
y fracaso es perder. Si un jugador y un
team logran mantener durante ochenta minutos
la actitud arriba mencionada, ha tenido
éxito independientemente del resultado.
Aunque es lógico que manteniendo
esta actitud le costará mucho al
rival ganar numéricamente.
La actitud
al marcar un tanto.
A lo largo de los años hemos visto
cambiar las actitudes de los equipos al
marcar tantos al rival. Históricamente
los tantos no eran festejados con arranques
futbolísticos, sino con respeto a
quienes habían dejado todo para impedir
la caída de su ingoal. Nuestra gran
alegría estaba en marcar el tanto,
no en el festejo. También ante esta
correcta actitud evitábamos el riesgo
de ser contrarrestados de la misma manera
ya que nadie puede predecir el desenlace
del juego, ni quien terminara victorioso
y quien no La historia no debe ser traicionada.
No traicionemos la historia. Tratemos con
respeto a quienes con hidalguía y
valor defendieron con su integridad física
su más preciado tesoro, su propio
ingoal.
La actitud ante la derrota.
A nadie le gusta perder, es la esencia del
ser humano. Pero lamentablemente en cualquier
contienda deportiva existen tres resultados
posibles, ganar, perder o empatar. No es
importante desde lo actitudinal como termine
el partido sino que lo importante es como
asumo como integrante de un team la derrota.
Constantemente Miguel Iglesias repetía
que ante la derrota un jugador debe mantener
su cabeza en alto, su espalda derecha, el
pecho hacia afuera y saludar con valentía
al rival que había logrado el triunfo.
También decía que el rugby
siempre da revancha y que la importancia
de la actitud dentro del juego del rugby
no residía en las veces que se ganó
o perdió, sino la cantidad de veces
que te levantas con más ímpetu
después de cada derrota. No importa
tanto cuantas veces te tacklean sino cuantas
veces te volvés a levantar.
La actitud ante el éxito.
Honrar al oponente que tanto tuvo que batallar
para mantenerse en pie.
Agradecer su entrega y valentía.
Humildad ante el resultado favorable
Servir con humildad a quien hizo posible
nuestro triunfo
Estas son las actitudes con las cuales se
debe formar un jugador de rugby de excelencia,
este es el criterio a adoptar luego de un
a victoria. Recuerden que los índices
numéricos son cambiantes, lo que
no cambia nunca es la actitud de quienes
entienden el rugby como un medio formativo.
Es obligación del coach hacer comprender
este principio fundamental del juego del
rugby y del hombre de rugby, la humildad
forja un carácter de por vida.
La actitud ante la trampa.
La honestidad es uno de los atributos más
importantes que un coach de excelencia debe
transmitir a un jugador de rugby. En los
antiguos juegos griegos todo participante
que rompiera las reglas o tratara de sobornar
al juez tenía que pagar una multa
y se le obligaba a esculpir una estatua
de sí mismo, inscribiendo en ella
su nombre y la naturaleza de su ofensa.
A tales estatuas se las conocía
como zanes. Tal vez lo más notable
de los juegos de la antigüedad es que
a lo largo de mil años se esculpieron
solo 13 zanes. Sin embargo existen otras
formas de ser honestos en el deporte que
van más allá de las trampas.
En el golf hay una regla que dice que se
descalificará al jugador que falsifique
su tarjeta o no la entregue firmada. En
una ocasión el conocido golfista
Gary Player entregó una tarjeta sin
firmar y fue descalificado. Los periodistas
preguntaron si no había ningún
juez cerca que le recordará firmar
y el contestó:
"Mi amigo, hay ciertas responsabilidades
en la vida que uno no puede hacer descansar
sobre los hombros de otros. El responsable
de firmar era yo, y ahora debo pagar las
consecuencias"
En 1932 Lauri Lehtinen de Finlandia era
favorito para ganar la prueba de los 5.000
metros, sin embargo un norteamericano de
apellido Hill comenzó muy bien la
carrera. Cuando Hill quiso adelantar a Lehtinen,
este le bloqueo el paso durante dos momentos
motivo por el cual Hill perdió el
paso y el ritmo y perdió la carrera.
Fue tal el abucheo de la concurrencia que
al momento de ser coronado ganador, Lehtinen
bajo del podio y entregó su medalla
a Hill como muestra de desaprobación
por su actitud durante la carrera.
Demostrar como los valores de la honradez
y lealtad superan a la humillación
de la trampa son responsabilidades del coach.
La actitud hacia el rival.
Sabemos que este es un juego de conjunto
que cuenta con algunos elementos para poder
ser realizado. Uno es el referí que
puede no estar, otra es la cancha que también
puede faltar, otro es la pelota que podemos
conseguir hacerla nosotros mismos y la última
es el adversario que es irremplazable, no
podemos jugar al rugby sin un equipo oponente;
de manera que nuestra actitud hacia el debe
ser siempre de agradecimiento por permitirnos
compartir un juego tan apasionante.
Agradecer al rival significa honrarlo con
nuestro juego, con nuestra tenacidad, con
nuestra valentía. También
honrar a nuestro oponente significa dar
el 110 % de nuestra capacidad al logro de
un partido brillante. Honrar a nuestro adversario
significa, también, no tener lástima
o compasión a la hora de ser duros,
significa marcar la mayor cantidad de puntos
posibles, significa luchar cada pelota como
si fuera la última, significa no
bajar los brazos si el partido se escapa
en el tanteador.
Honrar a nuestro adversario significa tener
humildad ante el éxito y dientes
apretados ante la derrota. Honrar significa
respetar y hacerse respetar, en cada tackle,
en cada scrum, en cada line, en cada ruck
o en cada maul. Honrar es agradecer la deferencia
de jugar con nosotros. Honrar significa
hacer lo correcto en cada momento.
Como decía Veco: "cuando un
equipo hace una salida defectuosa, y el
contrario pide vuelta, todos aplauden por
el gesto, pero en realidad ellos pidieron
vuelta porque eso era lo que más
les convenía".
No es honrar al adversario hacer cosas
que están fuera del camino de acercarnos
a nuestro objetivo, eso es tratarlo como
inferior, y eso definitivamente, no es honrar
al oponente.
La actitud
durante el tercer tiempo.
...Dicen que el tercer tiempo nació
en Irlanda, cuando Fergus W. Flannagan,
capitán del Mulligham School, después
de un partido con le Farm College del mismo
pueblo, invitó a Dermon O´Flaherty
y su equipo a festejar con una copa la amistad
y lealtad que se había forjado a
través de la pasión por el
juego que estaba en sus comienzos y necesitaba
de la participación de todos. Si
bien es una hipótesis, en el fondo
el origen tiene que haber sido compartir
una copa entre amigos después de
haber luchado lealmente en el campo de juego.
El tercer tiempo entonces, interesa a gente
que comparte y participa de este juego,
y lo vive como medio para ser mejor persona,
gente que le interesa al otro. Así
de simple.
...Es decir, el tercer tiempo es un lugar
de encuentro, de gente de rugby. Un medio
para relacionarse y divertirse, que al igual
que el juego, se enseña, se aprende
y se educa desde infantiles, y se sostiene
desde el plantel superior y la diligencia.
(extracto de "orígenes y sentido
del tercer tiempo" por Cesar Silveyra
(h))
De forma
tal que la actitud del jugador en el tercer
tiempo debe ser:
Llegar temprano
Servir a su rival antes que a sí
mismo
Atender a todos
Poner onda
Estar a disposición de las necesidades
de todos
Irse lo más tarde posible
Indudablemente esto es aplicable tanto al
jugador como al coach, siendo importante
que el coach no solo lo predique sino también
lo practique.
Rafael Maratea