Quien
como entrenador, no le pidió a sus
jugadores, que hicieran “el ABC...”.
Seguramente en uno de esos días en
que nada parecía salir bien, cuando
todo se complicaba, invocamos, y hasta suplicamos,
para que se “redujeran” las acciones
a ese ABC.
Gracias a Dios, a ninguno de nuestros entrenados
se le ocurrió interrogarnos, de que
se trataba.
Deberíamos definirlo, no solo para
prevenirnos por si algún atrevido osara
inquirirnos sobre el mismo, sino porque suena
como el fundamento de algo... ese algo que
tanto nos apasiona.
Equipo, unidades y jugadores, constituyen
la estructura. Esa estructura es la que
ejecuta el ABC.
Hagamos un juego nemotécnico.
Démosle al Equipo la “A”,
de Actitud y Aptitud.
Condiciones básicas, que seguramente
todos pretendemos. La actitud es el querer
y la aptitud es el poder. Si le viene a
la memoria el decir popular que reza “querer
es poder”, desestímelo inmediatamente;
no es aplicable a nuestro Rugby.
Convengamos que “querer” es
querer... que no es poco. Quien quiere tiene
una parte del camino andado.
El que QUIERE y PUEDE es CAPAZ
El que QUIERE y NO PUEDE debe CAPACITARSE
El que PUEDE y NO QUIERE debe RECAPACITAR.
La distancia entre el querer y el poder
se acorta a través del trabajo. El
entrenamiento templa y capacita, trabaja
sobre el corazón, la cabeza y el
físico.
Por que la actitud y la aptitud como condiciones
de equipo?. Simple, porque la cadena se
rompe por el eslabón más débil.
No es la actitud y aptitud de un equipo
la resultante de sumar la de sus integrantes,
ni siquiera su media.
La actitud y aptitud de un equipo la marca
el más débil de sus jugadores.
El mejor del mundo no cambia el destino
de un equipo. Un equipo con fisuras en lo
actitudinal o en su capacidad es vulnerable
y su suerte depende del tiempo que tarden
los rivales en descubrirlo.
Démosle a las unidades o miniunidades
la “B” de Base de formación
y Buena pelota.
Entendemos por Base de formación,
la plataforma de un scrum, de un line out,
la alineación en una salida, en la
formación de los backs, etc., es
decir, en las estructuras que hacen al lanzamiento
del juego.
Pero también incluimos las estructuras
que hacen al movimiento del juego. Las plataformas
de maul y ruck, el “rombo” formado
por el portador y sus apoyos externo, interno
y axial, la célula defensiva sobre
el punto de contacto. Los generadores, penetradores
y señuelos, los tres de atrás,
la organización defensiva, etc.
Definimos entonces, la Base de formación,
como la estructura básica, estática
o dinámica, necesaria para atacar
con o por la pelota. Incluye lo que comúnmente
llamamos posicionamiento, reposicionamiento
y roles funcionales.
Si su Base de formación es buena
le resultará sencillo jugar Buenas
pelotas, tanto en la obtención como
en la utilización y la recuperación.
La Buena pelota es aquella que logra eficacia;
la que se dispone rápidamente sobre
el empuje de una formación, dando
más y mejores opciones; la que logra
“meterse” dentro del contrario
con el debido apoyo desestabilizándolo;
la que mantiene “on side” a
mas jugadores propios que contrarios, significando
una clara ventaja; la que se le “roba”
al contrario en una formación o en
el juego general, porque le quita iniciativa
y posibilidades.
Démosle a nuestros jugadores la
“C” de Confianza y Concentración.
La Confianza es lo que potencia al jugador.
Un jugador que confía en sus posibilidades
es positivo. Claro que para generar esa
confianza habrá entrenado a conciencia,
trabajado en el gimnasio y llevado una vida
de deportista; pero también el entrenador
le habrá hecho saber que puede (empatia).
Obviamente, los excesos son malos y esto
le cabe a la confianza. El jugador confiado
en su justa medida es aquel que se mantiene
concentrado en el partido, siendo capaz
de relajarse en los momentos de pelota muerta.
Como todo el ABC, la concentración
es una variable que se entrena. El buen
coaching la desarrolla.
La vista en la pelota es un buen comienzo.
Generalmente la pelota es la señal
de todo. Quien reconoce la señal
a tiempo, se mueve primero, se anticipa,
llega antes, toma la iniciativa... y eso
es una ventaja enorme.
En este punto, amigo entrenador, se dará
cuenta de todo lo que tiene para entrenar,
en pos que su equipo haga el ABC, lo básico,
lo más sencillo. Por cierto, mostrar
fácil lo difícil, sencillo
lo complicado, es un buen método.
Ir de lo global a lo particular, es el camino.
Trabajar eficazmente es la receta
Pero hay
algo más.
Falta Ud., que como yo, como los jugadores,
los otros entrenadores, árbitros,
dirigentes, somos “Gente de Rugby”.
Démosle a la Gente de Rugby la “D”
de Disciplina y Determinación.
Entendemos por Disciplina aquella alegre
buena voluntad que ponemos para aportar
lo mejor para lo mejor. Es muy pobre pensar
que disciplina es solo orden y respeto...
es eso y mucho más. Es entender que
si vale la pena hacer algo, vale la pena
hacerlo bien.
La disciplina como “alegre buena voluntad”
está emparentada con la pertenencia.
Cuando uno ha generado sentido de pertenencia
está en condiciones de aportar: cuando
se siente satisfacción por aportar,
se genera un orgullo, un orgullo bien entendido,
el orgullo de pertenecer. Una división,
un club, una unión... un equipo con
orgullo podrá sufrir desgracias o
la peor de las derrotas, pero siempre será
un equipo.
Esa disciplina es el desinterés que
debemos tener o, mejor dicho, el interés
que debemos tener en que el bien general
esté muy por encima de cualquier
circunstancia personal.
Y en esto no hay lugar para excusas. Las
miopías son perjudiciales. La visión
que tengamos de nuestra pertenencia es determinante,
y nuestra obligación, nuestra misión,
es aportar al engrandecimiento del ámbito
al que pertenecemos. El entrenador de una
división a hacer grande su Club,
los dirigentes del Club a hacer grande su
Unión, los de la Unión a hacer
grande el Rugby Nacional.
Y para ello es necesario la Determinación.
El querer ser mejor. No solo procurándonos
el conocimiento necesario, sino acatando
las Reglas y despojándonos de egoísmos.
Lamento, amigo entrenador, que, si nos
hemos puesto de acuerdo, a esta altura de
su carrera se haya desayunado que al tan
mentado ABC le faltaba una letra. Pero por
otro lado, coincidiremos que es importante
estar prevenido para dar respuesta.
ELISEO PEREZ