Un ojo norteamericano poco entrenado vería al rugby como un deporte de contacto altamente riesgoso, pero un estudio sugiere que su práctica en los colegios secundarios no es más peligrosa que la de otros deportes de contacto.
"Todos los deportes, en especial los de contacto, exponen a los atletas al riesgo de sufrir lesiones", dijo Christy Collins, del Centro de Investigación y Política de Lesiones del Hospital de Niños Nacional, en Columbus, Ohio.
Pero con 5,2 lesiones por cada 1.000 exposiciones en el campo de juego, el equipo dirigido por Collins sostuvo que los jugadores de rugby de escuelas secundarias poseen la misma tasa de lesiones que los de fútbol y los luchadores en ese nivel educativo.
El riesgo en el rugby sería más bajo que entre los jugadores de hockey sobre hielo. Asimismo, "hallamos que la tasa general de lesiones para los jugadores de rugby en los colegios norteamericanos era similar a la de otros países, donde ese deporte es uno de los más populares", explicó Collins a Reuters Health.
El equipo dirigido por Collins analizó las "exposiciones a lesiones" de 121 clubes de rugby femeninos y masculinos de escuelas secundarias durante las temporadas 2005 y 2006.
Los autores identificaron 594 lesiones en 113.641 exposiciones. Una exposición equivale a la participación de un jugador en una práctica o juego. Los jugadores lesionados tenían entre 13 y 19 años y el 87 por ciento era varón, publicó el equipo en Archives of Pediatric and Adolescent Medicine.
La mayoría de las lesiones (el 22 por ciento) fueron en la cabeza; un 13 por ciento, en el tobillo; otro 13 por ciento en el hombro y un 11 por ciento en las rodillas. La mitad de las lesiones fueron durante el contacto con otro jugador y un cuarto ocurrió por golpes al caer.
Los autores informaron que la mayor proporción de esas lesiones (fracturas, contusiones y esguinces de ligamentos) sucedía mientras los jugadores sufrían derribos (el 31 por ciento) o derribaban (el 29 por ciento) a otros jugadores.
Otro 14 por ciento ocurría durante los rucks, que es cuando ambos equipos se juntan alrededor de la pelota sobre el piso para intentar apoderarse de ella. La preparación física adecuada, el aprendizaje de las técnicas correctas, el uso del equipo protector correspondiente y el control permanente ayuda a hacer del rugby un deporte lo más seguro posible, concluyeron los autores.