El conjunto de Marcelo Loffreda estaba complicado por demás y miraba casi como una utopía su posibilidad de ingresar entre los 4 mejores equipos del torneo. Pero su triunfo ante Harlequins y una combinación de resultados le allanaron el camino
Era la última oportunidad. Al menos así se podía sentir a la distancia por las noticias que los distintos medios (sobre todo los periódicos; famosos por su sensacionalismo) acercaban a la distancia sobre las posibilidades de los Tigers de ingresar en semifinales y que Marcelo Loffreda continúe al frente del equipo.
Welford Road explotaba a la hora del kick off, esperando por un milagro. Harlequins creció en su producción en las últimas jornadas y logró posicionarse favorablemente en la tabla de colocaciones. El duelo entre Tigers y Harlequins era seguido de cerca, pero de reojo los fanáticos de Leicester intentaban prestarle atención a las acciones de Sale y London Irish.
El trámite del partido jamás le fue favorable al local. Harlequins tomó el control del juego y salió decidido a no quedarse con las manos vacías. Tres tries en el primer tiempo y un parcial de 21 a 12 en favor de la visita dejaban ver rostros de preocupación en los seguidores locales que presagiaban una temporada que se terminaría de manera precipitada. Pero...
Una gran reacción mostrada en el complemento logró lo inesperado. A los 2 minutos del período final Murphy logró descontar, Crane marcó a los 25 minutos y aún quedaba tiempo para la hazaña. Hazaña que se vio realizada cuando Varndell marcó su segundo try en el minuto 36 de la segunda parte (13ro. de la temporada, lo que lo convirtió en el tryman del torneo) y cuando llegó el final con la derrota de Sale. Misión cumplida y sueño realizado...