Un diario dijo que ambos, junto a sus colegas Danny Care y David Strettle, estuvieron involucrados en una sesión de tragos que terminó con una mujer que acudió al hotel donde se hospedaba la selección alegando agresión sexual.

Los cuatro jugadores negaron rotundamente cualquier tipo de conducta criminal, en tanto la policía neocelandesa no recibió ninguna denuncia formal en su contra.

Sin embargo, la RFU ordenó realizar una investigación encabezada por el oficial disciplinario Jeff Blackett.

Tras analizar los resultados, el dirigente a cargo dijo que no había evidencia creíble ni probada de algún tipo de mal comportamiento serio, aunque sí aclaró que creía necesario "ajustar las riendas" a los jugadores cuando estén al servicio de Inglaterra.

"Todos los jugadores que interrogué negaron vehementemente cualquier tipo de conducta criminal y no encontré ninguna evidencia que demuestre lo contrario," expresó Blackett en su informe.

"Todos ellos necesitan recibir pautas claras acerca de los límites del comportamiento aceptable. Lo más importante en la relación con jugadores jóvenes es ayudarlos a que el estrellato no los perjudique," agregó.

Ojo admitió haber salido hasta las 7 de la mañana la noche que siguió a la primera derrota de Inglaterra ante los All Blacks el 14 de junio, y contó que recibió una multa de 500 libras (1.000 dólares).

Por su parte, Brown indicó que fue reprendido y multado por 1.000 libras por "estar toda la noche afuera y perder su cita de rehabilitación con el fisioterapeuta."

Por otro lado, Strettle sólo debió soportar reproches por haber estado involucrado en situaciones comprometidas, en tanto Care fue considerado inocente de mal comportamiento.

(1 dólar=0,5051 libras esterlinas)