Los Springboks, últimos campeones del mundo, perdieron cuatro de los cinco partidos que disputaron por el campeonato más importante del hemisferio sur y fueron abucheados por su público tras la derrota 27-15 ante Australia el sábado pasado en Durban.
"Si una empresa está funcionando mal, uno debe culpar al gerente general, por lo tanto es correcto y justo que el entrenador sea el responsable. Sé que la gente está enojada, y tiene razón para estarlo," señaló De Villiers en una conferencia de prensa.
"Estoy listo para asumir toda la responsabilidad por el bien del equipo. Todavía respaldo a los jugadores," agregó.
El técnico, que está en su primera temporada al frente de Sudáfrica tras suceder a Jake White, dijo que su equipo había jugado un gran rugby contra Australia en Durban y que debería haber ganado.
De Villiers indicó además que estaba intentando otorgar mayor poder a los jugadores para que tomen sus propias decisiones en el campo de juego.
La toma de decisiones en pocos segundos es algo nuevo para los muchachos y fue un poco preocupante. La responsabilidad está ahora en el jugador, pero ellos quieren hacerlo en grupo porque así se sienten cómodos," subrayó el entrenador.
"Estoy tratando de hacerles entender que aunque cometan un error, yo sigo pensando que ellos son los mejores del país," añadió.
El presidente de la Unión de Rugby de Sudáfrica (SARU, pro sus siglas en inglés), Oregan Hoskins, envió un mensaje de apoyo para De Villiers, el primer técnico negro que tienen los Springboks.
"Quiero dejar en claro que el entrenador Peter De Villiers, su cuerpo técnico y el plantel tienen mi apoyo incondicional, el del consejo presidencial de la SARU y el de la junta directiva de la SA Rugby (Pty) Ltd," declaró Hoskins en un comunicado.
El directivo hizo referencia a la entidad que preside y a la que conforma su brazo comercial.
Con el apoyo de sus superiores, De Villiers ahora esperará por la recuperación de varios de sus jugadores, entre ellos el talentoso wing Bryan Habana, que padecen lesiones.