¿Como evalua el primer año de gestión al frente de la U.A.R.?
Paradójicamente, con la mejor performance que pudo haber tenido el Seleccionado, en el orden interno dirigencial estábamos con bastantes problemas. Era realmente un desafío para mí, yo creí en ese momento y creo que en alguna forma puedo contribuir a pacificar las cosas.
Estábamos en un período donde la dirigencia tenía una tendencia a demonizarse demasiado, y mi idea desde el vamos fue tratar de generar un tejido razonable como para poder establecer bases de programas comunes y, de alguna manera, en lugar de demonizar, humanizar un poco la dirigencia de la U.A.R. que estaba un poco tumultuosa.
Empezamos trabajando con poder regenerar o reconstituir la relación con la I.R.B. y también, por esa razón, estuvimos viajando a Europa a entrevistar al Presidente, Bernard Lapasset, y establecer un plan estratégico a presentar a la I.R.B., que lo hicimos a fines del mes de abril, y que se basaba en tres puntos fundamentales: un plan de desarrollo de base, un plan de desarrollo de alta performance y un plan de inserción de la Argentina en los torneos importantes regulares profesionales. A partir de ahí, empezamos a transitar un camino de encuentros.
En el Consejo que yo presido se está trabajando con un ambiente de mucha armonía y todos estos planes fueron cumpliéndose a medida que íbamos avanzando a lo largo del año. Hay que recordar que nosotros asumimos dos meses más tarde, a fines de febrero, por todos estos problemas internos que tuvimos, y hoy hemos cumplido con la mayoría de los postulados que tenemos de ese plan estratégico, fundamentalmente en el desarrollo del rugby de base, que hemos presentado un plan que ha merecido la aprobación de la I.R.B. y los recursos necesarios para hacerlo, y estamos próximos a empezar el plan de alto rendimiento, que también cuenta con recursos de la I.R.B. y los planes de incursión que también venimos trabajando, que son temas muy difíciles.
La gente a veces dice que es necesario modificar las estructuras de la U.A.R. para empezar con el profesionalismo. Esto ya se hizo, de alguna manera, en el año 2001, que generó una reforma de estatuto que permite un profesionalismo coincipiente, pero que es profesionalismo al fin. Obviamente, para generar una estructura profesional como la que se requiere hoy en día para enfrentar a las grandes potencias y hacer sustentable un plan de incursión, hay que avanzar en temas que, de alguna manera, ya estaban resueltos, estaban instalados, pero que hoy requieren de una programación mayor y de algunas definiciones que hacen que la Argentina pueda ser confiable en el mundo como para enfrentar un plan que sea sustentable a nivel del profesionalismo. Creo que muchas veces se discuten, más que las ideas, las personas que son las personas de llevarlo a cabo.
Creo que en Argentina tenemos más puntos de contactos que disidencias, pero somos un poco propensos a quedarnos enganchados en discutir quien lo lleva a cabo y no las ideas, de manera que pienso que estamos avanzando por el lugar correcto, y fundamentalmente, nuestro gran objetivo, es siempre, que es la función y misión de la U.A.R., proteger el rugby de base, el de nuestros clubes, que es la máxima fortaleza que tenemos y también ser, al mismo tiempo, mejores amateurs y mejores profesionales, porque no hay una contradicción en eso, sino que, todo lo contrario, pienso que ser mejores profesionales ayuda luego a tener mayores recursos para desarrollar el rugby Amateur como se merece.
¿No se puede convivir con un rugby profesional y un rugby amateur? ¿Es necesario separarlos? ¿No pueden estar integrados?
En realidad están integrados desde la conducción, pero la gestión de ambas áreas hay que separarlas para poder hacerlas más efectivas o más eficientes. Nuestros dirigentes son todos urgidos del rugby Amateur y hoy en día gestionar una unidad de rugby profesional requiere de otras experiencias, de otra formación, y realmente eso es lo que los dirigentes tenemos que aprender.
Que estén separadas en la gestión no quiere decir que no respondan a un objetivo común, el objetivo del rugby profesional no se termina en sí mismo, el rugby profesional tiene que tener como misión generar los recursos para poder desarrollar la gran fortaleza que tiene el rugby argentino que es el amateur. Es un círculo virtuoso, generando mejores profesionales vamos a generar mayores recursos para volcarlos al rugby amateur. Esta es nuestra filosofía.
¿Argentina puede copiar alguna estructura de campeonato por sobre modelos del Sur? ¿Alguien ya ha trabajado en esto?
En realidad no podemos copiar. La situación de la Argentina es única. Nosotros tenemos un gran problema que es que no tenemos rugby de alta competencia en nuestra región, nuestros jugadores por el mercado están jugando en Europa, donde el dinero mueve el mercado más fuerte, pero a su vez nos han dicho los dirigentes del rugby mundial que como pertenecemos al Sur debemos jugar contra las potencias del Sur. Esto fue dicho luego del mundial, en el Foro de Woking, y la Argentina desde ese momento tomó la definición de ir a los campeonatos del hemisferio Sur, llámese Tri Nations o Super 14.
Pero hete aquí que nosotros no podemos copiar los modelos porque no hay ninguno que nos resuelva por si solo el problema que tenemos. Nosotros tenemos que, para jugar en un torneo del Tri Nations, tener la disponibilidad de nuestros jugadores, y ellos están contratados por los clubes europeos. Por lo tanto, tenemos que generar un modelo que termine con esa dependencia y haga que la Argentina pueda tener, en condiciones de participar en ese torneo, a los mejores jugadores. Por otra parte, también tenemos que desarrollar en nuestro país, jugadores de alta performance que hacen sustentable esa base para poder nutrir luego el seleccionado nacional. Entonces, hay un doble juego que tenemos que hacer.
Hay toda una ingeniería que se está trabajando, en un plan de viabilidad de esa situación, que con la asistencia de profesionales que hemos tenido, ya hemos presentado a la I.R.B. y a la SANZAR en el mes de septiembre distintas opciones y estamos esperando tener todas las definiciones para poder iniciar el trayecto para introducirnos en esas competencias. Puedo adelantar, por ejemplo, que es viable para las naciones de la SANZAR que la Argentina entre en el Tri Nations y no ven como una solución, y nosotros tampoco, jugar el Super Rugby, que es la antesala del Tres Naciones. Hay problemas logísticos, de distancia, viajar 12 horas hacia el oriente y occidente genera todo un problema. No es lo mismo viajar de Norte a Sur. Todo eso se está estudiando, aumenta los costos de manera tal que, lo que puedo adelantar, hay posibilidades ciertas de entrar a partir del 2011 en los torneos del Tres Naciones, pero no así en el Super Rugby. Por lo tanto hay que buscar otras soluciones intermedias para lo que es el resto de la temporada y eso requiere una ingeniería que es diferente a la de cualquier otro país. Nosotros, desgraciadamente, tenemos nuestros jugadores en el Norte y tenemos que jugar en el Sur. Por lo tanto, el mundo empieza a entender cuál es nuestro problema y nosotros tenemos que buscar proponer las soluciones y que ellos también las acepten. En eso estamos.
¿La función de Agustín Pichot en el rugby argentino?
Desde que asumimos nosotros, tratamos de generar una convivencia con la I.R.B. y con los jugadores. No es preferible hablar de la ingeniería de inserción en el mundo sin que los jugadores compartan el proyecto. Esto es un barco en el que estamos todos juntos y tenemos que llegar a ese puerto todos juntos, y en esa idea es que nos acercamos a los jugadores, concretamente Agustín Pichot estaba dejando de jugar, yo hable con él, le pregunté lo que pensaba de esto, le comenté cual era la filosofía que teníamos nosotros, como veíamos nosotros la convivencia del rugby profesional con el amateur.
La definición que le acabe de dar, y que es la que comparte la mayoría del rugby argentino, él la comparte a ultranza, él la entiende perfecto porque ha jugado en los dos rugbiers, en el de club y el profesional. Hay que acordarse de que fue uno de los primeros jugadores profesionales que emigró cuando el juego se declaró un juego abierto, conoce toda la transición hasta lo que es hoy el profesionalismo, y es una persona que perfectamente está al tanto de lo que es hoy en día el rugby de alta performance.
Está asesorando, en todo este trayecto que estamos haciendo nosotros, a la Unión Argentina, a la Subcomisión de Rugby Profesional, porque forma parte de esta, y es una persona que está haciendo un gran aporte a todo esto porque el realmente está comprometido con que el rugby argentino de este paso. Así que es de gran utilidad para todo este proceso. Esta es la ubicación de él en el contexto en el que estamos trabajando.
¿Cómo sigue esta situación?Ya pasó un año de la última Copa del Mundo, de la gran actuación de Los Pumas y da la impresión que nada se ha ordenado.
Realmente, yo creo que sí, creo que hemos hecho demasiado. En este momento podemos decir con satisfacción que hemos obtenido recursos de la I.R.B, que ha venido en persona el Presidente a visitarnos en el mes de mayo de este año y a decirnos que, por el plan que presentamos, teníamos los recursos disponibles para hacerlo. Vino a ver cómo era nuestro rugby de base, porque él tenía una idea, pero vino en persona y visitó muchísimos clubes de la Argentina y vio cual era la gran potencia que teníamos.
Entendió la IRB que los programas de alta performance que ellos tienen no son para la Argentina, entendió que nosotros tenemos que hacer los programas de alta performance a nuestra amanera, le explicamos concretamente que es lo que nosotros pensábamos, como se tenía que hacer para generar jugadores en Argentina sin profesionalizar las estructuras de los clubes.
En base a todo esto, la Argentina tiene disponible hoy fondos hasta el 2011, muchos fondos, como para desarrollar todo esto. Además, hemos cambiado la gestión del rugby profesional, hemos obtenido los recursos del desarrollo de base con un programa que ha merecido la aprobación de todas las Uniones, y hemos iniciado el programa de Alta Performance de manera que creo que, si bien hay todavía problemas políticos que solucionar, que no pasan por la definición del profesionalismo o amateurismo, pasan por problemas de poder entre las Uniones que se tienen que resolver, que hacen al crecimiento. Es una crisis de crecimiento la que tiene el rugby argentino. Se ha aprovechado muchísimo la gran estocada que lograron Los Pumas con el tercer puesto.
Hay muchísimos más jugadores en todo el país, hay estructuras para contenerlos en los clubes, porque eso es la estructura básica de nuestro juego y hay mucho más recursos en la Unión de los que ha habido años atrás para invertir en desarrollo y en competencia, como se ha hecho este año y el anterior. De manera tal que veo que estamos en un momento de gran crecimiento, en todo sentido.