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30.04.2007 | 12:00
Rugby Profesional

Se estudia en Cuyo por iniciativa de Cacho Navessi, un interesante proyecto que puede modificar, para bien, el rugby Argentino, a continuación se desarrolla brevemente el tema de la alta competencia y su relación con la aparición del profesionalismo en el rugby argentino.

Cuando hablo de profesionalismo lo hago pensando en los jugadores, desde el convencimiento que, tarde o temprano, la retribución monetaria por jugar va a aparecer en nuestro Rugby doméstico, si no lo ha hecho ya.

El rugby argentino tiene su máxima virtud en sus clubes, que son los responsables de su desarrollo a través de los años y lo que es más importante, a la difusión de su espíritu.

Todas las acciones que se desarrollen en el futuro deberían apuntar a su consolidación y expansión. Los clubes en la Argentina forman jugadores en el espíritu del juego y agrupan entusiastas voluntarios que entrenan, dirigen y difunden ese espíritu.

La aparición del profesionalismo en el mundo como consecuencia del espectáculo y la televisión que generan recursos importantes por un lado y la búsqueda de la excelencia deportiva por otro hacen obligatorio la adopción de estructuras y sistemas de alta competencia que lideren este aspecto del devenir del juego y a la vez protejan a nuestros clubes de demandas de recursos y servicios a los que la mayoría difícilmente puedan acceder.

Esto nos pone ante la necesidad de optar entre: Dejar el desarrollo en manos de las leyes de la oferta y la demanda o anticiparse, generando competencias que conduzcan a torneo/s entre equipos integrados por jugadores, entrenadores y administradores profesionales.

Esto es responsabilidad irrenunciable de la UAR quien tiene el deber de cuidar a sus clubes y Uniones Provinciales amateurs y propender al desarrollo y a la alta competencia en todo el cono sur de América, porque esto trata de todas las regiones argentinas más la atención preferente del progreso de Chile y Uruguay, que indudablemente tienen el destino emparentado con el desarrollo de éstas.

1.- A oferta y demanda En este escenario los jugadores profesionales se van a nuclear en los clubes más poderosos, la mayoría de ellos en Buenos Aires, que concentra los recursos y población necesarios y que podría aspirar a un desarrollo semi autónomo. En este caso se daría la contradicción que los que más pregonan el amateurismo estarían conduciendo, a no muy largo plazo, a un escaso número de clubes con profesionales y a gran cantidad de clubes sin posibilidades de acceso a ese mundo y tratando que los más poderosos no les arrebaten sus mejores jugadores (o se los compren). Esto redundaría en una debilidad comparativa de los clubes menos dotados, que son los que atienden a la mayoría de los jugadores activos en una estructura vertical de difícil y no recomendable reemplazo.

2.- Anticiparse Se trata de generar un producto-competencia gerenciado por profesionales que abarque la inmensa geografía del extremo sur de América conformando equipos anclados en sus regiones.

Generar un campeonato que abarque la mayor parte de la temporada, con jugadores retribuidos que dediquen parte importante de su tiempo a su preparación profesional, con facilidades para atender estudios de algún tipo (que los cubra en su retiro o si salen del sistema) y disponibilidad para trasladarse a lo largo de la inmensa geografía que proponemos. Esto nos permitiría contar con una base de unos 250-350 jugadores que trabajen por su crecimiento deportivo, con concentración de esfuerzos y de recursos en los deportivamente más capaces, sin dilapidar esfuerzos en un universo de clubes que no podrían, en su mayoría, atender las necesidades que genera la alta competencia.

De esta manera podemos a aspirar a tener en un sólo sistema a los mejores y paralelamente mantendríamos a nuestros clubes lejos de una profesionalización que llegaría lenta y caótica. Con el agregado que evitaríamos el marronismo, tránsito obligado al ingreso a cualquier profesionalismo si no hay reglas claras y aceptadas.

Esto que proponemos y sobre lo cual existen proyectos y hasta posibilidades de apoyo de IRB no es otra cosa que intentar asemejarnos en este aspecto del desarrollo a los países líderes del Hemisferio Sur los que, al tener que atender grandes extensiones de territorio, optaron por organizarse en regiones dejando a sus clubes otro estadio de la competencia.

En síntesis Estoy convencido de que necesitamos generar verdaderos jugadores de elite dentro de nuestra fronteras y, por sobre todas las cosas, mantener a nuestros clubes en las pautas del amateurismo.

Cambios y Excelencia Quiero hacerles llegar algunas preguntas que me surgen en base a ciertas experiencias personales que seguramente comparto con muchos rugbiers argentinos.

Las costumbres cambian y la realidad se impone. Es por todos sabidos que los argentinos aprendimos el rugby (y también el Fútbol) de los ingleses. Ellos nos enseñaron no sólo las leyes del juego sino también el espíritu amateur que los embargaba. En su país de origen habían decidido separar el Rugby League (que abrazó al profesionalismo) del Rugby Union (férreamente amateur) el cual practicamos nosotros.

Desde la perspectiva de ese Rugby Union al que hago referencia, me tocó vivir a lo largo de los años modificaciones en el uso del dinero en el juego que al principio me sorprendieron para luego ser generalmente aceptadas. La idea es demostrar cómo las cosas van cambiando y, lo que en un momento parecía imposible, termina siendo aceptado como si fuera así desde siempre. En los 70, mi Club, de gira por Europa, recibió parte de la taquilla en un partido. Parecía imposible, pero fue. (Les recuerdo que en esos tiempos no cobrábamos entrada en los partidos)

En 1975, un club de Bs. As. pidió los pasajes por avión para trasladarse ante un partido de pretemporada. Parecía imposible. Pero fue.

En 1980 volvimos con el Club a las Islas. En algunos partidos jugábamos con profesionales encubiertos (marrones). Parecía imposible. Pero fue.

Luego, el Rugby Union abrazó claramente el profesionalismo encubierto y jugadores argentinos hicieron sus primeras experiencias en el extranjero.

El espectáculo deportivo estaba instalado, la televisión lo difundía y los consumidores de Rugby se multiplicaban. Realmente fantástico. Pero Perogrullo dice que donde hay espectáculo hay dinero y donde hay dinero hay gente que vive con él.

Y la Alta Competencia del Rugby fue en el Mundo como debía ser: Profesional.

Nosotros seguramente nos sorprendimos y seguimos jugando con muchos hombres de Rugby pensando que lo que les pasaba a los otros no nos iba pasar a nosotros.

Claro que en el trayecto la plata aparecía (la necesitábamos para desarrollarnos).

Vino la publicidad estática en las canchas, la publicidad en las camisetas, la presencia de la televisión, etc.

Los usos y costumbres seguían cambiando. Nos avergonzaba escuchar que se le pagaba a un entrenador. Hoy nos avergüenza no tener la plata para pagarlo. A Héctor Silva, por aparecer en una publicidad, lo suspendimos por 5 años. Mañana nos van a suspender por no conseguir publicidad.

Entonces, la pregunta obligada a esta parrafada es: ¿Tan especiales somos que lo que les pasó a los inventores de la pólvora (los británicos y el amateurismo) no nos va a pasar a los discípulos de los inventores? ¿Por qué no vamos a arder en el mismo fuego?

La búsqueda de la excelencia deportiva Hasta aquí les hablé de mis pequeñas experiencias (y otras más conocidas) en cuanto a la aparición de dinero en el juego, que no partiera de fuentes no tenidas en cuenta poco tiempo antes.

Pero hay otro aspecto, además del dinero, que genera la necesidad de la adopción de estructuras profesionales, para luego cerrar el circuito con jugadores profesionales.

Esto es la búsqueda de la excelencia deportiva. Esto es la alta competencia. Esto es la consecuencia natural y humana de la necesidad de ser mejores, de superarnos, cualquiera sea la actividad que desarrollemos.

Todos sabemos que de las temporadas de 6 meses y 25 partidos hemos pasado a temporadas de 10 meses y 45 partidos. Que de los 2 entrenamientos semanales hemos pasado a concentraciones de pretemporada, 6 o más estímulos semanales, reuniones de video, gimnasio, etc.

La exigencia física y mental es otra. El tiempo y la energía para otras actividades extradeportivas o no deportivas es menor (trabajo, estudio, familia, etc.). Y para no hacer más largo esto que comprobamos día a día les voy a poner un simple ejemplo y su conclusión.

Durante Enero de 2007 nos visitó en la Unión de Cuyo, Les Cusworth. Durante su presentación del Centro de Alto Rendimiento en Mendoza, el simpático Les nos dijo: “Mendoza debe tener 3 Pumas”.

Allí mismo recordé algo que me enseñaron en Lógica del Colegio Secundario que creo se llama silogismo: Preparamos Jugadores para ser Pumas. Los Pumas son Jugadores Profesionales. Luego:Preparamos Jugadores para ser Profesionales.

Por lo tanto la pregunta de esta parrafada es: ¿A estos profesionales los pagarán sólo en el exterior o los pagarán nuestros Clubes? ¿Seremos capaces de separar la paja del trigo y generar estructuras que contemplen todas las necesidades?

Comparando Aunque todas las comparaciones son odiosas, no sería malo tratar de trazar un imaginario paralelo con la evolución de otros deportes en su tránsito hacia el profesionalismo. Y como ya lo mencioné más arriba voy a elegir al Fútbol, que también desembarcó en estas tierras (desde donde escribo no hay playas) por los ingleses.

El Fútbol, como el rugby, se desarrolló básicamente en Clubes. Éstos fueron, como hasta hoy los nuestros, lugar de reunión de familias, escuelas de formación de personas, centros convocantes de grupos, barrios y hasta pueblos que hacían un aporte invalorable a la cohesión social y cultural de nuestro país. La extraordinaria popularización de este deporte hizo que muy rápidamente generara espectáculos multitudinarios que producían dinero. Esto y la competencia entre clubes que luchaban deportivamente por la supremacía, desembocó en que en el año 1931 la AFA entrara en el Profesionalismo, tras muchos años de convivir con el amateurismo marrón.

La declaración de profesionalismo hizo que muchos clubes no lo aceptaran y optaran por desaparecer con el tiempo o por transformar sus actividades deportivas amateurs para seguir cumpliendo con los fines para los que fueron creados.

Quiero hacer notar que la declaración de profesionalismo se hizo para responder a la realidad de algunos clubes de Buenos Aires y de alguna plaza de las provincias que los podía seguir, respondiendo a esa extraña vocación que tenemos los argentinos de sentirnos, algunos y a veces, suburbanos de Buenos Aires.

En el resto del país el profesionalismo tardó muchísimos años en plasmarse. Los Clubes de las provincias y los menos poderosos de Buenos Aires, seguían siendo lo que supieron ser, con algún marronismo creciente en tanto la situación económica del país y el bolsillo de los voluntariosos dirigentes lo permitía.

Aún recuerdo en los años 60 haber presenciado un Campeonato Argentino de Selecciones Provinciales de Fútbol, donde ya no participaba Buenos Aires, y lo jugaban deportistas marrón claro, de pobres que eran.

El amateurismo marrón de los años 20 y el subsiguiente profesionalismo portuario de los 30 instalaron la dinámica de que los mejores jugadores de los clubes comparativamente más débiles fueran a jugar a los más poderosos de Buenos Aires para desarrollar allí sus carreras deportivas y si era posible, pegar el salto a Europa.

Creo que cualquier coincidencia con nuestro Rugby actual no es casual. En 1938 el mendocino Mumo Orsi y otros argentinos eran campeones del mundo de Fútbol jugando por Italia. En 2007 el cordobés Canale y otros argentinos juegan el Seis Naciones de Rugby, también por Italia.

Pero nuestro país, el que demostró que el tiempo es circular, el que cae cíclicamente en los mismos errores, el del eterno retorno, me exige la pregunta de esta comparación:

¿En algunos aspectos, no nos estamos pareciendo al Fútbol Argentino de la primera mitad del siglo pasado? ¿No vamos en similar camino?

Concluyendo Estoy convencido que el Rugby Argentino necesita crear una estructura de competencia que contenga la realidad de nuestros jugadores profesionales. Los que lo fueron, son y serán en el exterior y volvieron o volverán. Y los que quieren ser profesionales aquí.

Y también estoy convencido que lo mejor que tenemos son nuestros clubes amateurs, a los que debemos mantener, conservando su espíritu y a sus fantásticos voluntarios.

Sé que la tarea no es fácil. Exigirá claridad de ideas, firmeza en los sentimientos y mucha generosidad.

Pero se puede.

Parafraseando a J. L. Borges: “DE LOS LABERINTOS SE SALE POR ARRIBA” Campeonato para Profesionales Ante la necesidad de promover en el rugby doméstico de la parte sur de América una alta competencia que se adecue a las demandas de profesionalización que plantea el mundo actual, es que me permito intentar una propuesta que, además, contemple la protección y el desarrollo del amateurismo en nuestros Clubes y Uniones Provinciales.

Objetivo Nuclear los mejores 250/350 jugadores de Argentina, Uruguay y Chile en una competencia anual de carácter profesional, por fuera de las estructuras actuales de Clubes y Uniones Provinciales.

Conducción Es absolutamente necesario que cualquier intento de organización de Torneos con jugadores profesionales, debe ser conducido y centralizado desde la UAR.

La experiencia en otros deportes en su tránsito hacia el profesionalismo es que se generan divisiones insuperables entre entidades que tienden a agrupar a los defensores del amateurismo contra los que propugnan la inclusión de jugadores profesionales en las estructuras existentes.

Por lo tanto, esta idea que busca la creación de la alta competencia entre profesionales en un Torneo separado de la organización de Clubes y Uniones Provinciales actual, parte de la premisa de que es la UAR la única competente y recomendable para llevarla a cabo.

Es por ello que la UAR debería crear en su seno un Área de Rugby Profesional (ARP) integrada por consejeros de experiencia en la materia, que conduzcan y dirijan un Campeonato Profesional (CP), en paralelo con el resto de la organización del Rugby Argentino y la de los demás Países que integraran esta Competencia.

Participantes Los participantes del CP serán equipos anclados en las Regiones que se decida: NOA, NEA, Centro, Cuyo, Litoral, Chile, Uruguay, Sur… y URBA. (La referencia al anclaje es geográfico y en relación al origen de los jugadores que integren la base del equipo de esa Región, especialmente en lo referido a chilenos y uruguayos).

En el caso de URBA se hace referencia a una Unión y no a una Región por las características especialísimas de la misma, por lo que, la Región URBA debería participar con dos o más equipos.

Gerenciamiento La estructura de gerenciamiento del Campeonato Profesional, dependiente del ARP, deberá ser absolutamente profesional en su composición con un gerente general UAR y un gerente por cada equipo regional. Este cuerpo hará la dirección ejecutiva del Campeonato. Ellos contarán con un grupo de colaboradores especialistas en las áreas que se requiera.

Autoridad Esta gerencia tendrá a su cargo la totalidad de los aspectos que requiera el mencionado torneo. Todos los jugadores, entrenadores y colaboradores contratarán con el ARP a través de la Gerencia General. Los estadios donde se juegue, el equipamiento deportivo de los equipos, los horarios, el fixture, es decir, todo el torneo es resorte del ARP a través de la Gerencia.

Recursos El torneo, sus participantes y su estructura de conducción y administración serán financiados por aportes de IRB y por el Torneo mismo. La TV, la publicidad en la indumentaria, la estática, el merchandising, los derechos de imagen, la venta de entradas, etc., serán ingresos genuinos del CP.

Uniones Provinciales y Nacionales Las Uniones Provinciales y las Nacionales de Chile y Uruguay limitarán su accionar al nombramiento de un Gerente de Equipo de su Región para integrar la Gerencia del Torneo y conducir desde esa región toda la operativa necesaria para los partidos que se desarrollen en la misma. El nombramiento del Gerente Regional se hará de común acuerdo entre las Uniones integrantes de cada Región.

La otra función de este acuerdo entre Uniones de una Región es la de sugerir a la Gerencia los nombres de los probables Head Coach para esa Región. Chile, Uruguay y URBA no requieren acuerdo de región, por ser regiones en sí mismas.

Clubes La tarea de los Clubes, especialmente los más poderosos, es la de no poner trabas a la incorporación de sus jugadores más destacados a la estructura del Campeonato Profesional. Estos jugadores no requerirán pase para participar de esa estructura, deberán seguir siendo socios de su Club Amateur y podrán jugar en los equipos de su Club sólo con autorización de la Gerencia del CP.

Retribución al Rugby Amateur Los Clubes y Uniones Provinciales, constituidos en guardianes del amateurismo, recibirán como retribución al esfuerzo de formar jugadores que se desarrollan en el CP, el apoyo del Área de Desarrollo del Juego de la UAR que engrosará sus fondos con aportes porcentuales a los ingresos totales que genere el CP. Este apoyo será especialmente en Coaching, Referato, subsidios a la competencia interregional y apoyo a selecciones juveniles provinciales y nacionales.

En síntesis Desarrollar los 250/350 mejores jugadores de Argentina, Chile y Uruguay en una competencia anual de propiedad exclusiva de la UAR, con calendarios acordes con los del hemisferio sur. Mantener en la esfera del amateurismo los clubes y uniones de la UAR, promoviendo la regionalización de sus competencias y apoyándolos desde un plan nacional de desarrollo del juego.

Cacho Navesi, Consejero, Unión de Rugby de Cuyo

Manuel Arrías - Agencia Rugby
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