No existe una coalición entre ellos y la empresa. De hecho, si tuviéramos injerencia en eso, la carta no habría trascendido por una página de Internet, sino por los diarios de mayor circulación y dos semanas atrás, antes de la asamblea de la URBA en la cual se fijó el apoyo de Buenos Aires a la UAR", aseveró en diálogo telefónico con LA NACION.
Criscuolo asignó esa presunta vinculación de imagen entre los rugbiers y Sportfive a una maniobra de la propia UAR y contraatacó: "Que 60 [en realidad, suman 53] jugadores renuncien a los Pumas es fortísimo.
Cualquier dirigente que tuviera una pizca de honestidad, dignidad, honorabilidad y amor por el deporte habría renunciado en el primer minuto. Estas personas [por los directivos de la Unión] no tienen ninguno de esos atributos y tratan de dar a entender, pese al riesgo de destrucción del rugby, que los jugadores están arreglados con Sportfive".
El directivo de la empresa francesa explica que la preocupación de los ahora ex Pumas por Sportfive tiene que ver con la estabilidad de ingresos -y por ende, de presupuestos y programas de entrenamientos y desarrollo- que la comercializadora garantiza a la UAR, al comprometerse, por contrato, a entregarle un mínimo de 2.100.000 dólares por temporada (de agosto a julio) en los dos primeros años de convenio.
Y piensa que el supuesto intento de la institución madre del rugby nacional de deshacerse de Sportfive obedece a querer quedarse con las futuras ganancias de la empresa (que en la segunda temporada serían de unos 400.000 dólares), puesto que a ésta le corresponde 25% de los ingresos que excedan los 2.100.000 comprometidos.
Criscuolo aclaró que la intención de Sporfive es continuar con el acuerdo, pero informó que la firma inició ya un juicio en Francia (jurisdicción del contrato) y que en los próximos días llegará a la UAR una notificación de una audiencia en París para el 8 del mes venidero. |