La relación entre el público y la prensa ingleses, y el entrenador Andy Robinson, atraviesa durante estas horas por su momento más complicado.

El mal debut ante los All Blacks (fue derrota por 41 a 20), junto a la ausencia de figuras capaces de asumir la verdadera conducción del grupo, extendieron los interrogantes sobre un plantel que está muy lejos de igualar el nivel que ofrecido hace algo más de tres años, cuando retornó de Australia con su primera consagración mundialista.

Es por ello que en un fin de semana colmado de Test Matches, los británicos esperaban cerrar frente a Los Pumas la fatídica seguidilla de seis derrotas consecutivas. Jugaba a favor el hecho de que la Argentina jamás había logrado prevalecer en el templo de Twickenham. Y había que recuperarse del traspié ante los neocelandeses.

Sin embargo, y pese a la urgencia establecida por la falta de resultados, Inglaterra volvió a perderse en un juego confuso.

El primer choque que enfrentó a británicos y argentinos en cuatro años, terminó favoreciendo a los visitantes en todos los aspectos. Los de Loffreda no sólo se llevaron su primer festejo en suelo londinense, sino que además consiguieron concretarlo sobre la base de un juego muy sólido e incisivo. Y fue el propio público local quien reconoció esas cualidades, cuando el árbitro neocelandés Paul Honiss decretó la finalización.

Desde luego, los presentes en Twickenham no dejaron pasar la ocasión para transmitirle al técnico inglés sus niveles ascendentes de reprobación.

Pero donde más se notó el descontento fue en los titulares de la prensa. Los principales periódicos de Inglaterra pusieron en total evidencia la crisis que afecta al actual campeón del mundo, y no dudaron en difundir la crucial pregunta: ¿Seguirá Andy Robinson al frente del seleccionado?

Por el momento, el conductor británico no tiene pensado abandonar el cargo. En la conferencia de prensa post partido, y frente a un asedio generalizado de los periodistas, el ex tercera línea recordó que su lazo contractual con la RFU se extiende hasta 2008.

Al mismo tiempo, Robinson intentó calmar los ánimos con un pedido de paciencia, pero admitió que el traspié ante la Argentina representó una decepción muy significativa.