Cada decisión que toma es instantánea, pero con personalidad y prudencia. Por algo es el capitán -una palabra con peso propio en el rugby- de un grupo que tiene un espíritu aparte. Sin embargo, la elección de vida más difícil que tuvo que tomar Agustín Pichot fue decidirse por ser un deportista profesional.

La indecisión le cerró muchas puertas. Después del Seven de Hong Kong, en 1996, el medio-scrum argentino recibió su primera oferta de Saracens, de Inglaterra. Lo habían ido a buscar a suelo asiático con el contrato y unas 80.000 libras en la mano. El se asustó y llamó a Buenos Aires a su padre, Enrique, que le ordenó regresar de inmediato a la Argentina.

Agustín, que por entonces tenía 22 años, se negó y visitó en soledad varias ciudades europeas en busca de tranquilidad para definir su futuro. Después de tres días en Amsterdam y de nuevos ofrecimientos, decidió regresar al CASI, donde se lesionó gravemente la rodilla al poco tiempo de reincorporarse. A pesar de estar con muletas y aún con fuertes dolores, el Richmond inglés lo tentó y, amparado por su padre, Pichot se volcó por completo hacia el profesionalismo.

Después de diez temporadas en el rugby rentado, el capitán de los Pumas opina: "El principal motivo para que la Argentina ocupe el lugar donde está es que todos sus jugadores se desempeñan en el extranjero, donde se da el salto de calidad necesario. Nos gustaría tener la posibilidad de ser profesionales en nuestro país, con algún torneo regional, o algo por el estilo, pero es sólo un deseo". Mañana, ante Francia, los quince titulares del equipo argentino serán hombres que actúan en Europa.

Hace tres años, cuando Agustín tenía 29, reemplazó en la capitanía a Lisandro Arbizu, que por una lesión se quedó afuera del Mundial de Australia. Desde entonces, nadie mejor que el N° 9 encarna el significado del liderazgo, siempre amparado por el respeto y la confianza de sus compañeros.

"Este grupo tiene alma propia hace tiempo, pero la terminamos de pulir cuando fuimos eliminados en el Mundial de 2003. Hubo una fuerte autocrítica y de ahí en más creció el compromiso y las responsabilidades fueron mayores. Ahora, como siempre, llegamos a un partido importante con lo justo en lo técnico y en lo físico, pero con una fuerza moral importante", señala el jugador de Stade Francais, a horas del test-match con Les Bleus .

Admirador del poder de conducción de Santiago Phelan, su capitán en el CASI, Pichot es el rostro del plantel. En compañía de otros jugadores experimentados, es él quien despertó ese fuego revolucionario para luchar contra la dirigencia por una mayor organización y profesionalización del rugby nacional. Tal vez esta pelea, que es casi cotidiana, sea la razón exacta por la que se niega con años de antelación a convertirse en dirigente. Quizás algún día se decida a ejercer como administrador de empresas, título que obtuvo en la Brumer University de Londres.

Los logros que consiguieron los Pumas en los últimos tiempos los posicionaron en la elite del rugby mundial. Sin embargo, Pichot no se quiere engañar por el exitismo que imprimen los resultados. "Que hayamos ganado en Twickenham no significa que está todo bien. Todo es medio surrealista porque hablan de la Argentina favorita antes de enfrentar a Francia, el segundo mejor del mundo. Para seguir creciendo, es importante que no perdamos nuestra humildad", dice Agustín, un capitán hecho y derecho. Y que tiene palabra con peso propio.

64 son los caps que acumula Agustín Pichot con la camiseta de los Pumas.

Se dice del 9

Laurent Bellet, de France TV

"Existe una atmósfera especial en el Stade Francais con tantos jugadores argentinos, y Agustín Pichot le da un sentido al grupo. Es una persona muy tranquila, que sabe disfrutar del juego, a pesar de ser bastante competitivo. La Argentina es como una familia y Pichot es el padre. El, junto con Mario Ledesma, son los líderes naturales de este equipo."

Alexandre Juillard, L´Equipe

"Agustín Pichot es el emblema de los Pumas, un verdadero líder dentro y fuera de la cancha. Conduce al grupo con compromiso y asume el rol de capitán a la perfección. Una serie de lesiones le impidió estar toda la temporada en el Stade Francais, pero es un gran jugador y una gran persona."