"Toda la violencia que existe a nivel social, lamentablemente ahora llegó al rugby. Esto es imposible de admitirlo en el deporte, pero mucho menos en el rugby, que siempre ha manejado códigos de convivencia muy especiales" lamentó, y contó "por lo que yo sé, en agresiones a un referí es lo más grave que ha pasado en la historia del rugby argentino".

Dentro del dolor físico y emocional que está atravesando, Panarace rescata la repercusión y las muestras de apoyo que recibe a cada momento, que suman unos doscientos e-mails y otro centenar de llamadas telefónicas, desde distintas provincias, pero también de Colombia, Brasil y Uruguay.

Su relato fue dramático: "Me siento mal, como perseguido. Tengo pesadillas, porque fue un desborde fue como una emboscada la que me hicieron. Gracias a Dios entró gente de Cardos, si no hubiese sido una masacre. Lamentablemente hubo allegados a Los 50 que permitieron este desborde y después no lo pudieron parar. Por lo que yo pude deducir pensaron que venían a reprocharme algo, y se terminaba ahí".

"Lo que me pasó es algo ilógico, inexplicable. El partido se había desarrollado con total normalidad, sin ningún tipo de inconvenientes. Fue -dentro de la presión que tenían los equipos por la cantidad de público que había, y porque se trataba del clásico tandilense-, muy limpio, que se jugó muy bien, más allá de los roces propios de este deporte", recordó.

Panarace también repasó el instante de la agresión. "Fue algo que se desató ni bien finalizó el partido, con la invasión de la cancha por parte de los hinchas del club Los 50".

Dijo que su agresor "ingresó de otro lado de la cancha, se metió entre los hinchas del otro club después de correr 60 metros llegó hasta donde estaba yo y me pegó una trompada. Yo vi que venía una persona desaforada, pero interpreté que se trataba de alguien del local, que estaba desencajado por la victoria".

"El golpe me lo aplicó una persona, pero podrían haber sido más. En las fotografías se ve que cuando estoy caído, hay otra persona -tío del agresor, y miembro de Los 50-, que intenta golpearme en el piso. Fue algo de una bestialidad que no se puede explicar. Por fortuna, el lineman oficial se me tiró encima para cubrirme, si no, no sé dónde hubiese terminado esto" relató.

"Por lo que me dijeron, quien me pegó, hasta el año pasado fue jugador del club", reveló, y se manifestó decidido a llegar hasta las últimas consecuencias en la instancia judicial. "Por supuesto que hice la denuncia pertinente en una comisaría de Tandil y el asunto ya está en manos de mi abogado. Yo quiero justicia por lo que se hizo, no sólo por mí, sino por el deporte en general, más allá del rugby. Una persona que fue capaz de cometer semejante acto de violencia debe tener un castigo ejemplificador. Para él y para evitar que en el futuro a alguien se le ocurra hacer algo semejante. Nunca el rugby había estado manchado de semejante manera", enfatizó el árbitro olavarriense.

En cuanto a su futuro, Panarace lo sigue viendo cerca del arbitraje: "Las muestras de apoyo que he recibido me obligan a seguir. Es increíble el apoyo que me han dado desde todo el país, del Foro de Referís, de la Unión Argentina de Rugby y de los mayores exponentes del rugby nacional. Ha sido tan emotivo todo eso que, a pesar del mal momento que he vivido, siento un gran respaldo".