Para sorpresa de muchos, Canadá logro pasar al frente por medio de un penal del apertura Dave Spicer, sin embargo y pese a la diferencia en el marcador, las acciones en el terreno evidenciaban un nivel muy parejo.
Pero poco a poco Los Gaiteros empezaron a dominar el juego, virtud de ello, Jhon Beattie que aprovechó un error de la primera línea rival, consiguió apoyar y puso arriba a los europeos. A partir de ese momento, el partido se transformó en un baile escocés. Nuevamente Ben Addison, luego el hooker Ross Ford que marcó gracias a una corrida espectacular que sorprendió a todos, y finalmente Alasdhair Mc Farlane, pusieron los 31 puntos con los que Escocia se fue al descanso.
En el final de la primera etapa, y con el apoyó de toda la parcialidad mendocina, el pilar Jordan Allen logró descontar para los canadienses y selló un parcial de 31 a 15 para los del viejo continente.
Lógicamente en el complemento se vio más de lo mismo. Escocia manejaba y regulaba las acciones a placer. Canadá con más ganas que rugby, buscaba permanentemente salir del asedio británico, pero caía en sus propias limitaciones. Justamente por esto, los europeos no tuvieron problemas para estirar la diferencia, primero a través de Nic de Luca y luego gracias al centro Ben Cairns.
Cuando promediaba la segunda parte, el encuentro cayó en un pozo en el que se jugaba lejos de los ingoal. Lo que en los papeles era previsible, en la cancha se evidenciaba a la perfección.
Ya en el final del partido y motivado por la gente, Canadá consiguió descontar, esta ves gracias a Adam Kleeberger, que sentencio el 52 a 20 final.
De este modo los de Norteamérica, sin ningún tipo de historia en este deporte, aunque no consiguieron sumar punto alguno, por lo menos se dieron un gustito, y le convirtieron veinte tantos a un equipo con tradición en el rugby, que aunque logró la victoria dejo saldo negativo en Mendoza.
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