El respeto embargó a los presentes y por un instante no sólo los jugadores sino el público percibió lo que significa presenciar este rito neozelandés conocido como el Haka.
Fue un encuentro sin desperdicios, en donde la gente fue testigo del duelo del Hemisferio Sur y de sus claras condiciones para perfilarse como férreos candidatos a la copa.
La lucha por el dominio del juego, comenzó desde el primer minuto. Pero el quiebre de la línea que propuso Australia le permitió posicionarse en campo rival y de esta manera no sólo abrir el marcador, sino dominarlo por la primera media hora.
A sólo seis minutos del cierre de la primera etapa, Nueva Zelanda, se “acordó” que tenía que acortar distancias. Esto fue posible por la eficiente tarea de sus forwards, quienes apoyaron dos tries seguidos de sus conversiones.
De manera que el resultado parcial favoreció a los Wallabies por 22 a 17.
En el complemento, la “marea negra” invadió el terreno australiano, mediante su juego desplegado, y emparejó en puntos.
A partir del minuto ocho, el juego se niveló tanto que los puntos venían alternados para los dos seleccionados, aunque la supremacía fue siempre de los canguros.
Corría el minuto treinta y ocho, y las cosas estaban igualadas en cuarenta y tres puntos, pero apareció el talento australiano mediante un drop de Halangahu quien le dio la victoria definitiva a su equipo. Fue tiempo de festejar y disfrutar estos nuevos puntos con sabor especial.
El “as” australiano, Cameron Shepherd, tuvo un rol destacado. Su exquisitez y seguridad a los palos fueron cualidades que no se ausentaron y le permitieron sumar, ante un rival como Nueva Zelanda.
|