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14.10.2005 | 19:51
Los Pumas tuvieron su homenaje


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e a poco fueron llegando todos vestidos de traje con corbatas de distintos partidos en los cuales seguramente participaron. Desde el Gringo Erhman y Adolfo Homps hasta Gonzalo Tiesi y Alberto Vernet Basualdo, todas las generaciones Puma decían presente en la Tribuna Oficial del Hipódromo de San Isidro.

El motivo del homenaje era sabido por todos, sin embargo no solo los Pumas del 65 eran los galardonados, el agasajo era para todos aquellos que son Pumas, porque como dice la frase, “No es facil definir a un Puma, es un estado del alma”.

La cena comenzó pasadas las 22 hs. Divididos en más de 32 mesas se pudo ver como Tito Fernández y el Ruso Sanz recordaban viejas anécdotas, o como Angel Guastella se encargaba de que todos estuvieran atentos para ver el video homenaje.

La recordada gira de 1965 fue el principio para comenzar a recorrer toda la historia del seleccionado Nacional. Desde la famosa palomita de Marcelo Pascual, hasta el glorioso empate frente a los British & Irish Lions en el Millenium de Cardiff, todas las hazañas de Los Pumas fueron proyectadas a través de las tres pantallas gigantes que estaban en el salón. Los aplausos se hicieron escuchar después de cada jugada que termino en try argentino. La emoción se apodero de varios de los allí presentes. Aquelllos que ya no estaban eran recordados de alguna forma, más allá de que todos seguirán estado presentes.



Una vez terminado el video, fue el momento para la entrega de Caps. Primero fue el turno para Los Pumas de 1965. Los entrenadores de aquel equipo (Ángel Guastella y Alberto Camardon) fueron los encargados de entregarle a cada uno de los integrantes de equipo, el recuerdo elegido. Posteriormente, todos los jugadores de la gira fueron haciendo la entrega para Los Pumas de todos los tiempos.

El final de la cena tuvo como actor principal a Pochola Silva. El legendario forward de Los Tilos tomo la palabra para conmemorar al gran Aitor Otaño. El recuerdo a una gran persona por sobre todas las cosas genero la atención de todos los presentes y sin duda un sentido aplauso fue el mejor reconocimiento

De a poco se fueron despidiendo unos de otros. Las charlas de partidos añejos se habían mezclados entre todas la mesas. El buen humor y la camaradería estuvieron presentes como en todos los terceros tiempos de los cuales participaron.

Seguramente, nunca antes tantas las glorias del rugby argentino se habían reunido en un lugar. La cena de ayer quedará como uno de los mejores recuerdos que les dio el rugby. Por suerte ayer todos juntos tuvieron su homenaje.

 

UAR
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