Un recorrido de no más de treinta minutos entre los dos trenes que me llevaron hacia la localidad de Saint Dennis, lugar donde se encuentra emplazado un majestuoso estadio llamado Stade Francés, me hizo vivir sin dudas uno de los momentos más emotivos previos al partido entre Francia y Argentina.
Trenes llenos de gente con caras pintadas, gestos de ansiedad, cánticos en alusión a sus paises que un par de horas después les producirían emociones encontradas a cada uno de los más de 75 mil hinchas que coparon el estadio.
Color y Calor en la tarde noche parisina, dos palabras que desde luego se prestan a momentos ideales, los accesos comenzaban a abrir sus puertas y los corazones a las ilusiones.
Puntualidad Francesa en la organización de toda la fiesta previa, orden, ingresos, seguridad todo funcionando en la excelencia de un evento deportivo de semejante envergadura.
Efectos de sonido ensordecedores, actores con uniformes coloridos y aparatos que emulaban partes metálicas de la Torre Eiffel alanzando la Copa Williams Webb Ellis, iban metiendo en clima a todos los asombrados espectadores.
Nuevas emociones, lágrimas, el Himno Argentino, orgullo de la tierra patria, después la Marsellesa, pasión francesa en la máxima expresión, enfrente Los Pumas abrazos como 15 hermanos en el centro del campo de batalla.
Los Pumas jugaron un gran partido, si, Loffreda tenía algo escondido que pudo verse en 80 minutos de juego, resultado 17 a 12 y la invitacion al sueño, a cual?...que cada uno saque sus propias conclusiones...
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