Dos presentes bien distintos se juntaron en Lyon para disputar un encuentro de la RWC por la Zona C. El resultado no es una sorpresa, era lo que se esperaba de acuerdo a lo que acostumbra a jugar cada uno.
Fueron 16 tries del lado neocelandés con 14 conversiones. Portugal anotó por todos los medios posibles: un try, una conversión, un drop y un penal. Gonzalo Malhiero acertó un drop, Rui Cordeiro un try, la conversión estuvo a cargo de Duarte Cardoso Pinto, que también sumó un penal.
Nueva Zelanda con calma
Jugar este partido era un mero trámite y sabían que solo los separaba del triunfo 80 minutos de rugby. Salió con respeto, sin ostentar sus pergaminos, pero en cada choque quedaba su huella. Eran necesarios 3 o 4 portugueses para detener a un All Black. Los espacios estaban a lo largo de todo el ancho de la cancha y una acelerada era suficiente para tener un compañero en el apoyo y marcar un try.
En el segundo tiempo el monólogo se repitió y la goleada que todos esperaban no tardó en llegar. Los jugadores engordaron sus promedios de tries y seguramente tampoco se olvidarán de este partido.
Portugal era una fiesta
Desde el inicio se notó que Portugal salió a disfrutar del mejor partido de rugby de su historia. Enfrente estaban los All Blacks, ese equipo que tantas veces vieron por televisión y que ahora danzaban el Haka delante de ellos. Ninguno se quiso perder esta oportunidad única en su vida y tacklearon e intentaron jugar como si fuese la última vez.
Saltaron en el line, quisieron crear, mostrar su habilidad, sabiendo que tal vez pase mucho tiempo hasta que vuelvan a jugar con los All Blacks. Corrieron, tacklearon y dieron todo lo que sus cuerpos le permitieron, por eso el aplauso y el reconocimiento final.
Quién le quita a ese grupo de jugadores la alegría de haber empujado al pack neocelandés y haberle marcado un try en sus propias narices. La primera línea sentía que había tocado el cielo con las manos y Cordero, el autor, quedará en los anales del rugby de su país.
El análisis es innecesario. Pero es pertinente contar lo que vivieron cada una de las partes en este atípico partido. Los ganadores seguirán pensando en llevarse la RWC 2007; para los jugadores de Portugal habrá una catarata de mensajes y llamados de familiares o amigos y obviamente, alguno se jactará de algún tackle y dirá: "Vieron como lo bajé a Collins".
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