Arrollador, efectivo, veloz serían algunas características para definir a estos "Pájaros" de vuelo bien alto en la tarde de sábado. Es que San Jorge no tuvo posibilidades de repetir el gran encuentro del fin de semana anterior cuando le ganó a Peumayén. A pesar de su esfuerzo por jugarle de igual a igual a Los Tordos, se le hizo imposible.
Ya desde el vamos, los locales se pusieron en ventaja a través de un potente Lizarraga, que le alcanzó jugar un tiempo y medio para consagrarse en la figura principal del cotejo, entre otros.
Si hablamos de formaciones fijas, se puede decir que en la primera etapa los del carril Urquiza no permitieron regalar un scrum propio, pero si apoderarse de los ajenos. En el line out estuvo más pareja la situación durante los ochenta minutos de juego y no se sacaron diferencias.
En el juego suelto la velocidad implementada por los azulgranas fue exageradamente superior y eso les permitió llenarse los bolsillos de tries. A 12' de finalizar el primer tiempo, Gutierrez apoyaba su segunda conquista en el partido y el bonus.
Los "Rojos" descontaron dos veces en todo el cotejo, ambos tries los marcó Lucas Giménez y llegaron con excelentes jugadas elaboradas por los backs visitantes.
Ocho jugadores diferentes marcaron de a cinco unidades para Los Tordos y el parcial se iba en su favor por 52 a 7.
En el complemento, San Jorge mejoró el empuje en el scrum e igualó las condiciones para abastecerse de pelotas. Sin embargo, para los punteros del torneo la diferencia siempre fue jugar hacia afuera, con continuidad en las jugadas y sobretodo haciendo hincapié en un solidario apoyo.
Mientras que la visita por momentos intentó alejar el peligro utilizando el kick, Los Tordos jugó cada penal o free kick que dispusiera con las manos y perjudicó a los del sur que anduvieron faltos a la hora de reorganizarse en defensa.
Así llegaron más tries: nuevamente Gutierrez, Silva, Pont Lezica, Terrera y sobre el final llegó el premio para "Ale" Bär que marcó la diferencia desde el fondo cada vez que tomaba la ovalada.
En definitiva, fue casi un monólogo de los locales, pero no llegó a serlo completamente porque San Jorge nunca bajó los brazos a pesar de la abultada discrepancia.