El partido empatado abrió las puertas al descontrol del pie en donde se suscitaron más de diez kicks buscando el fondo de la cancha y el que terminó perjudicado fue el local (Liceo) que se atrevió a jugar uno de estos aburridos envíos sin destinos desde el fondo.
En este intercambio de pelotas terminó perdiendo la posición de la guinda Liceo, que fue aprovechada por Los Toros que la manejaron con rapidéz el ataque y no dejaron que su rival se repusiera defensivamente.
Desde este momento los visitantes comenzaron a manejar el partido y Los Clavos a perder la calma, empezaban las amonestaciones y la falta de claridad en los ataques.
El partido pasaba por un momento con pocas ideas y se llevaba el juego a la mitad de la cancha, donde hubo posibilidades de penal para ambos equipos, sin embargo solo se sacó provecho de tan solo uno que beneficio a los de camiseta blanquinegra, que se iban al descanso arriba en el marcador por 15 a 7.
El segundo asalto comenzaba, donde los guapos de ambos equipos salían con los guantes a dar golpes y dejar de lado el rugby...
En esta parte hubo amonestados, expulsados, lesionados, peleas entre los de afuera con los de adentro, insultos de ambas parcialidades y para colmo de males una fuerte lesión de un jugador de Peumayen (Montivero) y tan solo un poco de rugby que aportó tres penales, dos para Peuma y el restante para los de Carrodilla.
En cuanto a los tries, fue igual ya que los del Bajo se alzaron con dos conquistas, una muy bien manejada desde el fondo de la cancha por su autor, Mauricio Meneo, y otro por la figura de la cancha que caranchó un intento desesperado de los locales de jugar desde el fondo, mientras que para los dueños de casa marco Fabián Maldonado, en una jugada con mucha suerte.
El partido terminó ganándolo el que lo mereció, sin embargo la conducta de todos los que estuvieron en la cancha fue para el olvido.
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