Miguel Setién, Sebastián y Emilio Perasso |
Al evento asistieron más de 70 personas, varias de ellas personalidades ilustres del deporte ovalado mendocino, sin dudas un material de colección que no debería faltar en las bibliotecas de los amantes del rugby.
El mendocino Miguel Setién, organizador junto a Pedro García, tomó la palabra dando la bienvenida tanto a Sebastián Perasso como a su padre Emilio quienes dedicaron palabras de elogio para con sus amigos y ex Pumas de Mendoza.
Durante la presentación se pudo ver un video en relación al trabajo de Carlos "Veco" Villegas con imágenes de juego y testimonios de gente que valoraba su docencia como maestro de rugby.
El autor del libro, Sebastián perasso comentó como surgió la idea, el equipo de trabajo compuesto por 9 personas y que en 2012 surgió la idea de escribir el libro en homenaje a un grande de la vida como el "Veco".
Además hubo tiempo también para que personalidades mendocinas tomaran la palabra para referirse al "Veco", donde los elogios y anécdotas no faltaron, entre ellas las palabras de "Rito" Irañeta, Orlando Terranova, Jorge Navesi y el presidente de la URC Ricardo Ragazzone.
Hubo un invitado de lujo, Carlos Cipitelli estuvo presente
en la sala y Emilio Perasso le agradeció personalmente su presencia al gran "Capitán".
Carlos Villegas, universalmente conocido como Veco, fue jugador de Liceo Militar, club al que luego también entrenó, además de ser entrenador del San Isidro Club durante 19 temporadas y de Los Pumas en los años 1974, 1976 y 1977. En sus 19 años al frente del SIC cosechó trece campeonatos y ganó poco menos del 82% de los partidos disputados.
Pilar
Movido por el deseo de tener un hijo rugbier, Veco esperaba que su primogénito fuese un varón. Sin embargo, el mismo día que cumplía treinta y un años nacía su primera hija, Mercedes. Una niña fuerte y saludable que pesaba cuatro kilos y medio.
Se recuerdan acaloradas discusiones en el seno familiar respecto del nombre de la recién nacida. Haciendo alarde de su fanatismo por el rugby y como un homenaje al puesto que había desempeñado en su etapa como jugador, deseaba bautizarla Pilar.
Veco lo entendía como un acto de estricta justicia, como un merecido reconocimiento a una posición que le había dado muchas satisfacciones en el campo de juego. Pero más allá de sus buenas intenciones, su propuesta no encontraba respaldo en la opinión de su esposa. Otras personas allegadas al círculo familiar apoyaron desde un comienzo la moción de la madre, y la iniciativa de Veco nunca pudo imponerse.
Ingeniería del scrum
Catamarca Ocampo decía que el scrum era un sistema de fuerzas que terminaba siendo una “cupla” que provocaba el giro naturalmente hacia la derecha. Ello era así porque en el ingreso de los dos packs al scrum, los hookers no chocaban sus cabezas, sino que cada uno acomodaba la suya hacia la izquierda del oponente a fin de permitir el ingreso.
Con dos fuerzas en distinta posición el cuerpo gira. En función de ello, Veco debía idear un mecanismo para robustecer el lado derecho. De esa manera podría conseguir que el sistema de fuerzas se desplazara para el otro lado y evitara el giro. Veco estudiaba los pesos que debían tener los forwards y el hecho de que el pilar, el segunda línea y el ala derechos, debían necesariamente tener un peso más elevado que el resto.
Se interesaba en estudiar los porcentajes de peso corporal que debían tener los jugadores que integraban el lado derecho del scrum a fin de equilibrar las fuerzas. Establecía fórmulas y echaba a volar su imaginación con el objeto de diagramar el sistema de empuje coordinado, basado en formulas matemáticamente comprobadas.
Los éxitos deportivos
Dirigió al quince del SIC en 423 partidos, de los cuales ganó 345, empató 16 y perdió 62. Una eficacia asombrosa del 81,56 % de los partidos disputados. Sus equipos marcaron 10.736 tantos
y recibieron 5.206, lo que representa un promedio de 23,38 puntos a favor por encuentro. Un dato auspicioso, si se considera el rugby estático de aquel entonces y la distinta valoración del try, que hasta 1992 valía cuatro puntos.
En las diecinueve temporadas consecutivas como entrenador de la primera división, obtuvo trece campeonatos, cinco subcampeonatos y un tercer puesto. Nunca, en casi dos décadas, se bajó del podio del entonces torneo de la Unión Argentina de Rugby (ahora URBA).
El coach
1987 le depararía a Veco una hazaña sin precedentes. El 10 de octubre el SIC se enfrentó por segunda vez al seleccionado australiano y consiguió el resultado más relevante y significativo de su historia deportiva. Aquel sábado en el estadio de Vélez Sarsfield el equipo logró un empate en veintidós tantos frente a los Wallabies, que contaban con jugadores de la categoría de Michael Lynagh, Mathew Burke, Nick Farr-Jones y Simon Poidevin, entre otros
El SIC estuvo muy cerca de alcanzar la victoria: un intento de conversión de Marcelo Loffreda que salió desviado a tres minutos del final, producto de un try de scrum, se la hubiera otorgado. Rafael Madero recuerda la estrategia diseñada por Veco: “Nuestra falta de altura en el line out ante semejantes torres era notoria. Durante gran parte del encuentro me insultaron de afuera porque no sacaba la pelota y la dejaba adentro, pero así fue planeado el partido. Y salió casi perfecto”. Juanjo Barceló, quien integró la dupla técnica con Veco, relata la antesala de esa gran cita deportiva: “Unos días antes del partido nos reunimos Veco, Bambi Soares Gache y yo para planificar el partido.
Veco le tenía miedo a la velocidad de los backs australianos y Bambi, a quien él escuchaba mucho, propuso una forma de defender para tratar de contrarrestarla”. “Hicieron un trabajo consciente, detallado, consiguieron videos de Australia, analizaron cómo atacaban y esquematizaron un sistema que después se terminó utilizando muchos años” dice Marcelo Loffreda, capitán del equipo en ese encuentro. “Veco nos decía que los australianos eran tipos más veloces y por ello teníamos que tener más gente afuera, porque si éramos más, íbamos a poder complementarnos aunque nos pasasen en velocidad.
Bambi Soares Gache estaba como segundo fullback, y defendíamos de afuera hacia adentro, como la rush defense que se usa hoy. Actualmente se dice que ese sistema de defensa lo empezó a usar Sudáfrica, pero en realidad, gracias a la capacidad de innovación que tenían los entrenadores, entre ellos Veco, se logró neutralizar a un equipo muy veloz, muy pulido técnicamente”.
De puño y letra
“Ver un pack de forwards desplegar un ataque profundo es unas de las acciones más bellas del rugby, que requiere una gran capacidad técnica individual, un grado muy alto de apoyo y una confianza enorme de que los forwards, moviendo la pelota, pueden llegar al try.
Entonces, si el juego suelto de forwards es la característica actual de los grandes packs, solo cabe recordar que todo está relacionado y que no habrá pack capaz de desarrollar un excelente juego suelto si este no se basa en dos formaciones fijas sólidas y en formaciones espontáneas lo más eficientes posibles. A partir de allí, estaremos en condiciones de tener un pack completo capaz de sumar tries para su equipo.
Con respecto al juego suelto, los forwards no deben olvidar el otro aspecto distintivo del rugby: el tackle. Un pack de forwards capaz de tacklear toda vez que pierde la pelota es un pack preparado para la victoria. Recordemos el principio neozelandés que dice: “Un gran ruck se inicia en un gran tackle”. Desarrollemos en nuestros forwards la confianza para tacklear, que es una de las maneras de convertirse en un Gran Forward”.