Un momento histórico, cuando Mandela entrega la Copa del Mundo de 1995 |
El rugby no le escapa a esto y sin dudas que, en Sudáfrica, este deporte produjo lo que no se podía conseguir por otro camino: el final del apartheid.
Cuando Mandela, liberado tras estar preso por 27 años, ganó las elecciones y asumió, un año antes del Mundial de 1995, había peligro. Sin embargo, el presidente siguió adelante y lo utilizó como la principal herramienta para unir a blancos y negros, quienes combatieron en una feroz guerra durante largos períodos.
Hoy, la realidad es otra. El país recuerda con bronca y tristeza lo que pasó, y eleva a Nelson Mandela como su máximo símbolo. Sin embargo, el rugby nunca dejó de estar presente. Pasó el tiempo de aquella Copa del Mundo y el deporte se respira en todas las esquinas. "Ya con Mandela lejos del poder, los Springboks ganaron en 2007 y el pueblo lo celebró más allá de cualquier color, raza o religión. "Los Springboks son un símbolo de orgullo para la mayoría de los sudafricanos", cuenta John Carlin, el periodista inglés quien durante el final del apartheid vivió en Sudáfrica. Es el autor de Factor Humano, el libro que terminó convirtiéndose en la película Invictus, protagonizada por Morgan Freeman.
A diferencia de Buenos Aires, o cualquier ciudad del país, en donde las remeras de Messi, River, Boca o cualquier otro equipo aparecen primeras en las tiendas de deportes, aquí el actor principal es el rugby. Por las calles de Ciudad del Cabo, se puede ver jóvenes, y no tanto, con remeras o camperas de sus equipos, sobre todo de Stormers, el conjunto local, más las banderas y buzos de los Springboks. En los colegios, hay canchas de rugby, aunque, claro está, el fútbol también figura, sobre todo después del Mundial de hace dos años, del que aún quedan rastros.
"Culturalmente el rugby acá es importantísimo. Tienen grandes estructuras desde los colegios, de muy chicos ya los preparan. Tanto en Ciudad del Cabo como en otros lugares se vive el rugby muy fuerte", cuenta Eusebio Guiñazú, quien el sábado será titular en los Pumas, y en el pasado supo vestir la camiseta de Stormers.
"En Sudáfrica, el rugby fue históricamente el deporte de los blancos, incluso durante el apartheid los negros celebraban las derrotas del primer equipo. Con el tiempo, y sobre todo después del 95, se fue intercalando. Para comparar, era como el fútbol en la Argentina o Brasil", relata Carlin. "Es uno de los legados más grandes que supo dejar Mandela a la sociedad. El rugby es el deporte en el que Sudáfrica es potencia y, como al pueblo le gusta asociarse con un equipo, todos van detrás de los Springboks", agregó.
Hace dos años, el país se paralizó por el Mundial de fútbol. Sudáfrica vivió una fiesta y celebró la primera Copa del Mundo ganada por España, pero nada se compara a la fiesta del rugby. En Ciudad del Cabo está intacto, a orillas del océano Atlántico, el estadio Green Point, aquel en el cual la selección de Maradona sufrió la dolorosa eliminación ante Alemania y donde Uruguay celebró el cuarto puesto. Sin embargo, es en el Newlands Stadium donde tanto Stormers como West Province, los dos equipos locales, juegan sus partidos. "Lo que se genera antes, durante y después de cada partido lo vi en pocos deportes. No se si es más o menos que el fútbol, básquetbol o cualquier otro, pero se vive con una pasión que es difícil de comprender para los que no la sentimos", agregó Carlin.
Desde aquel Mundial de 1995, Sudáfrica no participó de grandes eventos, hasta que en 2010 fue la sede de la Copa del Mundo. Allí volvió al centro de la escena mundial. "Meses antes de que empiece, yo estuve allí. Se dudaba mucho de la capacidad africana para organizar este tipo de eventos. Días antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos, a nadie se le ocurría que Londres podía fallar en la organización, y ciertas cosas no estaban definidas. Un Mundial es mucho más complicado y el 2010 fue muy eficaz y organizado", cuenta Carlin, quien actualmente reside en Londres.
Muchos años atrás y, en estas mismas tierras, el equipo argentino consiguió el apodo con el que hoy se lo reconoce en todo el mundo. En 1965, tras un partido disputado en el Ellis Park nació el mote de Pumas. Tras el triunfo del equipo nacional ante los juveniles Springboks, un periodista sudafricano confundió el jaguareté de la camiseta argentina con un Puma. Así adoptó su sobrenombre el seleccionado de rugby.
En esta atmósfera se mueven los Pumas , que pasaron casi desapercibidos el lunes, cuando llegaron a tierras sudafricanas, aunque a medida que pasan las horas, ocupan el lugar que merecen como próximo rival de los Springboks. Ayer, tanto en el entrenamiento como en la atención a la prensa, distintos medios locales se acercaron para observar los movimientos del equipo nacional. Incluso la gente lo muestra: se vendieron 37 mil localidades de 48 mil, la capacidad total que tiene el DHL Newlands.
"Es excelente que los Pumas participen en este torneo. No sé mucho de rugby, pero el marco de los partidos de la Argentina será muy bueno por como es la gente, parecida a la sudafricana", aporta Carlin. "Deben sentir una ilusión muy grande", concluyó.
Mandela, hoy alejado de la vida política. El símbolo de la nueva democracia sudafricana, Nelson Mandela, hoy está alejado de la vida política. En Sudáfrica se lo recuerda a cada paso, desde calles, parques, puentes, en cada rincón se lee su nombre. Incluso en el Waterfornt, cerca del lugar en el cuál llevaban a los presos a Robben Island, donde el estuvo durante 27 años privado de su libertad, comparte una estatua junto a Frederik Willem de Klerk, Desmond Tutu y Albert Luthuli. Todos ellos fueron premiados con el Premio Nobel de la Paz. Mandela y De Klerk (fue el presidente que liberó al líder sudafricano) lo recibieron en conjunto, por su pelea para finalizar con el apartheid.