Rodrigo Roncero |
El pelo con canas marca el paso del tiempo para el más veterano del plantel Puma. Rodrigo Roncero cumplió sus 35 años hace ya unos meses, pero en esta nueva etapa de Los Pumas, mientras encara el primer Rugby Championship de la historia junto a otros 33 hambrientos compañeros, el no siente su edad. Está renovado y mira con enormes expectativas hacia lo que serán los últimos ocho partidos de su extensísima carrera como rugbier.
Hoy (por el lunes, cuando se sienta frente a alRugby.com) nos mataron, dice. Cuando cuenta lo duro que trabajaron Los Pumas ese día, es entendible su agotamiento. A saber: una hora de velocidad y trabajo físico, una hora de scrum y la tercera hora en el gimnasio. Jugar contra los mejores tres seleccionados del mundo requiere del mayor de los esfuerzos. Por eso, además, a la tarde hicimos dos horas y cuarto de pelota.
No siento la edad; no es que tarde en recuperarme más pero esto de hoy fue durísimo. Los testeos físicos lo ponen como el de mayor resistencia aeróbica entre los primeras líneas. En peso, no tiro tanto como los otros, cuenta cómplice.
Pareciera que esta preparación tiene entrenamientos mucho más largos que los que un equipo profesional necesitaría, pero saben técnicos, preparadores físicos y jugadores que es ahora que le tienen que poner todo el esfuerzo al entrenamiento porque lo que se viene es el más difícil de los mundiales, dice haciéndose eco de lo dicho por todos sus compañeros.
Rorro es el último de su gene-ración en despedirse del seleccionado. Si bien debutó en 1998 en una gira por Japón que poco ayudó para mantener en alto el prestigio del rugby argentino, sí dio unos pocos jugadores de trascendencia al seleccionado: Ignacio Corleto, que se afianzó en el 99, y Roncero, que debutó con Mario Ledesma de hooker, capitán de aquel primer y único viaje Puma al continente asiático. Aquel mismo año, en el Sudamericano, debutó Felipe Contepomi.
Mario se retiró en el Mundial y Feli no va a jugar este Rugby Championship, pero no siento que estoy solo. Hay muy buena onda en el plantel y yo soy amigo de Juani (Hernández), Corcho (Fernández Lobbe), Legui (Juan Manuel Leguizamón), Pato (Albacete)... de todos. Estamos muy bien y con un objetivo muy claro. La estoy pasando bien.
El teléfono de Roncero suena. Se disculpa y atiende porque es su socio Pedro Ledesma. Juntos, estando en el Stade Français, crearon Play Patagonia en 2008 y desde este año son la agencia oficial de la Unión Argentina de Rugby, con quien tienen además Argentina Rugby Travel. Ese es mi futuro; hoy soy jugador de rugby porque esta preparación y el compromiso de jugar lo que se viene no puede hacerse a medias. Tenés que dedicarle el ciento por ciento. Así que dejé todo en manos de Pedro.
Lo que sí dirá de su emprendimiento comercial es que hay un nicho en el mercado de los viajes y el deporte. Si bien soy médico de profesión, me aparecieron dudas al recibirme y después de hacer un master decidí que no es la medicina a lo que me voy a dedicar. La idea de la agencia me atrapó y estamos trabajando muchísimo, y bien.
La ironía es que su mujer Gabriela también es médica, pero seguramente cuando termine de instalarse en el país se dedique a un emprendimiento gastronómico.
Su familia es muy importante. No hubiera jugado el Rugby Championship si ellas siguieran en Francia; son cuatro meses los que estás fuera de tu casa, es muy difícil como padre y como marido y para ellas también. Desde que me fui a Europa en 2002 supe que quería volver a vivir en el país y ahora volvimos, lo que hace más sencillo que pueda jugar este último proceso. Lo que falta ahora es la reinserción.
Será todo más sencillo para la familia Roncero cuando reciba el container con todas... todas mis cosas, que tenía ayer como fecha de llegada al puerto de Buenos Aires. Nos vinimos en avión con Juana (7 años), Lola (5) y Mila (2 y medio), con Pepe, un bulldog inglés, y la gata Susi. Todo lo otro vino en barco y está en el container de 67 metros cúbicos. Toda mi vida de los últimos 10 años.
La mudanza y el regreso al país era algo añorado. Llevará tiempo acomodarse. Las chicas ya tienen colegio y ahora habrá que acostumbrarse a cerrar la casa con llave, estar más atento al tema de la seguridad. Pero insisto, me fui sabiendo que volvería a vivir al país. Me ofrecieron quedarme en París, pero no. Acá estamos.
Las ganas de no perderse esto que está llegando a pasos agigantados lo llevaron a replantearse su supuesto retiro. Siempre dije que iba partido a partido. Venía de un año largo, cansador. Pero al volver a Los Pumas me recargué de energía; hubo charlas con Tati Phelan y Graham Henry, mas amigos que me alentaron a seguir así que me decidí a seguir un poco más.
Si bien al no pertenecer a un club profesional no le cabía la reglamentación de descansar un mes, se tomó el muy necesario período vacacional. Que no fue tal. Hicimos la mudanza de París a Buenos Aires. Piensa lo que dice y se corrige sonriendo. Ayudé a mi mujer que hizo la mudanza.
El rugby es algo que lleva en la piel y marcado en la cara. Para alguien que luchó tantas batallas perderse jugar contra los All Blacks, los Springboks y los Wallabies era un desperdicio. Marcos Ayerza confesaba la semana pasada: Pensé que iba a tener más protagonismo, pero siempre voy a sumar desde donde me toque, al consultarle como sentía la vuelta, inesperada, de Roncero.
Roncero está más que convencido que son sus últimos cartuchos y sabe que el Toro Ayerza tendrá muchas oportunidades porque es un gran jugador. Eso sí, quiere jugar todos los partidos. Que no son seis, sino ocho. Los dos partidos contra el Stade Fran-çais son importantes porque nos van a servir para saber donde estamos y porque ellos vienen con un gran equipo.
Serán dos partidos especiales para Roncero ya que vistió la camiseta del Stade durante ocho temporadas, a las que hay sumarle dos previas al desembarco en París para el Gloucester inglés.
Siempre al pie del cañón. Fueron en total 230 partidos para Stade Français y 30 para el Gloucester. Ganó el Top 14 y perdió la final de la Heineken.
A eso hay que sumarle 49 tests para Los Pumas y varios otros partidos provinciales con la celeste y blanca. No me significa nada el llegar al partido 50, porque cada partido que jugué fue importante. No he sido de cambiar la camiseta porque me gusta quedarme con la de Los Pumas con la que jugué ese partido. Si miro para atrás creo que puedo acordarme de cada uno de los tests que jugué.
No cree que necesariamente haya un desgaste que impida que un jugador juegue los seis partidos del torneo. A mí me gusta jugar así que quiero jugar los seis partidos. Esto que nos está tocando es espectacular. Aunque hay que saber que va a haber buenos y malos momentos. Es algo tan nuevo para nosotros que va a llevar tiempo acostumbrarse.
Creo que van a pasar dos o tres años en los que haya experiencias difíciles, pero sé que la gente va a bancar y va a entender el esfuerzo que significa participar de un torneo como éste.
El honor de jugar el Championship se lo tiene que ganar este equipo partido a partido. El objetivo no pasa solamente por ganar partidos, sino por ver que el enorme esfuerzo que se hace se ve reflejado en el juego, en la cancha. Que el ganar sea una consecuencia de jugar bien, de lo que hiciste para llegar a eso.
El teléfono avisa que la familia lo espera a cenar y seguramente la cama será un bienvenido bálsamo después de un día de duro entrenamiento. Queda hablar del scrum, y él analizará de 2003 a esta parte, ya que es su época en el seleccionado.
Como teníamos buen scrum, seguramente se priorizaron otros aspectos del juego a la hora de preparar los partidos y fuimos perdiendo la solidez que teníamos. Ahora tenemos tiempo para trabajarlo. Pudimos dedicarle tiempo para el Mundial donde el scrum fue bueno; como pack de forwards nos pusimos como meta recuperar esa formación.
¿Cuál es la intención? Tener un scrum que domine y someta al rival y que genere buenas pelotas para atacar.
Se va Roncero. Sus hombros parecen caídos. Le quedan pocos tackles por poner pero cada uno será contra los mejores equipos del mundo. Algo que alguien como él no merecía perderse.