Mendoza mostró demasiados altibajos, más de los esperados.

Habrá que determinar si el sistema de este año del Argentino fue el acertado o no, si hubiese sido mejor otra forma de disputa, con arrastre de puntos o sin ellos, en esta época del año o en el cierre del mismo, ya habrá tiempo de estudiar ese aspecto, hoy lo que importa es desmenuzar los altibajos del conjunto Cuyano.

Siempre es bueno tener más competencia y con los mejores, este año el combinado de Cuyo tuvo ante sí la chance de enfrentarse con las Uniones más fuertes del País (aun con bajas sensibles), y hacerlo a lo largo de casi dos meses de competencia, fueron siete partidos donde el rendimiento del equipo entrenado por Eduardo Viazzo, Federico Méndez, Roberto Grau y Agustín Orrico, tuvo demasiados altibajos, más de los esperados.

Uruguay fue el debut, las expectativas eran altas, mucha preparación, marcada evolución en el aspecto físico y las ganas de todos de ver aparecer a un equipo que contagie, se logró, se ganó sufriendo y sobre el final, se observaron chispazos de juego programado, el horizonte asomaba promisorio, ¿importa si los "Teros" llegaron sobre la hora y jugaron con el almuerzo atragantado? la verdad poco.

Buenos Aires era "el" partido, la prueba feroz de saber donde estaba uno parado, esta vez se jugó mejor, pero no se ligó como contra Uruguay, los Porteños "vuelan" juegan a otra cosa, son más rápidos en todo, mucho más corriendo y desplazándose dentro de un campo de rugby, se notó, se perdió bien, se dejó todo.

Rosario fue un "mazazo", un duro revés que aun hoy pocos pueden asimilar, fue el día en que nacieron y se manifestaron los "errores no forzados" que acompañarían a Cuyo por varios partidos más, ¿eran merecidos 57 puntos en contra jugando de local?, cada equipo se merece los puntos que recibe reza un viejo adagio, las virtudes del rival fueron buenas, pero mejores los regalos y descuidos propios.

Mar del Plata esperaba a Mendoza en un test match, la final del Mundo en el Eden Park, o simplemente un partido para determinar la desilusión total de tener que jugar por el Ascenso o seguir pulseando con los bravos del norte, se obtuvo la victoria, costó mucho y sobre el final, como contra Uruguay, volvió a aparecer el alma del equipo, se comenzaba la segunda parte del torneo con esperanza, duró poco.

Salta llegó a Mendoza convencido del trabajo realizado, un rival que alternó muy buenas y no tan malas hasta antes de este partido, convencido estaba un equipo y otro no tanto, ganaron los convencidos, se jugó mal, nada más y nada menos, después de ganarle a Cuyo, le ganó a Rosario y perdió con Buenos Aires, los Porteños les ganaron en la última del partido, sino la final hoy posiblemente era Córdoba vs Salta.

Córdoba nunca imaginó o sí, que Mendoza iba a jugar su mejor partido del año, el gran candidato al título se topó con un equipo aguerrido, lleno de ideas y sobrado de actitud, que le jugó de igual a igual y que el resultado pudo ser para cualquiera, se perdió otra véz, pero se jugó bien y hubo contagio, los jugadores se reencontraron con ellos mismos y hubo algo de calma.

Tucumán estaba herido tal cual Cuyo, nada por ganar, nada por perder, quizás las 350 personas que se acercaron a Los Tarcos a ver el partidos pensaron lo mismo, dos equipos apagados que supieron brillar no estuvieron a la altura y brindaron un partido chato, apenas hubo momentos de emoción pero rápidamente se volvió a la chatura.

También hay que decir que hubo aspectos externos que conspiraron por momentos al desempeño ideal dentro de una cancha, claro, el rival también juega, a veces hace cometer errores y otras tantas, muchas veces, los comete uno mismo, hay 198 puntos en contra que afirman esto.

A nivel juego a Mendoza se lo vio un tanto irregular, por momentos muy sólidos en el juego general ofensivo y defensivo y en el mismo partido muy flojo en la misma situación, el scrum y el line tuvieron sus buenas y malas, pero nunca explotaron esas formaciones para marcar diferencias.

El aspecto positivo que tuvo pocas fisuras fue la dedicación y entrega en los trabajos de entrenamientos y partidos, tanto de jugadores como entrenadores, poco se puede hacer a veces ante un oponente que es superior, la actitud siempre fue positiva.

Los puntos altos de Cuyo en cuanto a sus individualidades pasan seguramente por las buenas actuaciones de jugadores como Facundo Barni (sin dudas el de más alto nivel), Fidel Lamy (de futuro enorme) y Pablo Viazzo (el más regular en todos los partidos), a este lote de forwards hay que agregar el nombre de Pablo Pipistrelli, el hooker fue el único jugador que jugó los ochenta minutos en cada uno de los siete partidos de Mendoza, más la revelación y descubrimiento del joven Francisco González.

Por el lado de los backs, es más difícil hallar nombres propios a las actuaciones mendocinas, Diego Escayol por la defensa y el temperamento con el que juega desde la base, Pablo Occhipinti por su fortaleza y determinación en ataque, fueron dos de los tres cuartos de mayor relevancia en el torneo.

Hubo otros jugadores con desempeños positivos en distintos enfrentamientos, pero donde su labor se fue desvaneciendo por tener pocos minutos en cancha o directamente por no jugar algunos partidos, caso Leandro Pérez, Nazareno El Hom, Ezequiel Pelaia o Alfonso Villanueva, por citar algunos.

¿Será momento de renovación o continuidad?, el ciclo de tres años del cuerpo técnico acaba de finalizar, los dirigentes será los encargados de analizar la situación actual y definir lo que viene, cualquiera sea la elección, cambio o continuidad, lo importante será el trabajo, dedicación y la pluralidad de los que integren el próximo seleccionado para poner a Mendoza donde debe estar.

2013 es lo que suena ahora, un delineamiento más específico en cuanto al juego será uno de los puntos a trabajar, el acondicionamiento físico fue notorio, el más importante de los últimos años sin dudas, no habrá que perder ese logro, ese camino y comenzar a pensar en lo que viene para intentar pasar el trago de un 2012 con sabor amargo.