Festeja el SIC, se lamenta San Luis
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Alumni más que Pucurá
Sufrió más de la cuenta, pero apeló a su temple para vencer a Pucará por 16-9 y alimentar su sueño de ser campeón.
Sólido. Convencido. Con dudas y pasajes de desconcentración que acercaron viejos fantasmas, aunque con la cualidad y la templanza de saberse superior para subsanar errores del pasado y plasmar en la cancha todo su carácter. Es cierto, falta el examen más importante la próxima semana, quizás el más sustancial de esta última década sin títulos, y revancha de las frustraciones de 2004, 2006 y 2007, pero Alumni parece haber aprendido su interna lección. Supo rehacerse sobre la marcha, no escatimó entrega, redobló esfuerzos y, gracias al empuje vehemente de sus delanteros, con absoluta justicia sorteó un duro escollo como resultó ser Pucará, que lo incomodó de principio a fin.
En la vereda de enfrente, la del conjunto de Burzaco, no hubo reproches. Protagonizó una campaña única e histórica, que lo depositó entre los cuatro mejores del campeonato por primera vez en su historia, y ayer, hasta el último minuto mantuvo la incertidumbre en el ajustado tanteador, arremetiendo con una entrega descomunal, reflejada en las lágrimas y los aplausos del final. La contingencia deportiva de la derrota para nada aplaca la calidad de este equipo, que en ningún momento renunció a jugar bien, o por lo menos a intentarlo, aun cuando careció de los mismos argumentos que había esbozado en el amanecer del encuentro para perforar la defensa rival.
Porque Pucará tuvo un arranque electrizante y prometedor. Percutió con el pack, dominó y se adelantó con los penales del infalible Cruz. Alumni fue una maraña de nervios e imprecisiones, con errores y poca fineza en el traslado manual. No obstante, en el marco de un match cerrado y equilibrado, los de Tortuguitas se sostuvieron, empardaron las acciones por la misma vía y conservaron el orden, vital para encarrilar el triunfo en la segunda etapa.
Un clic, mejores decisiones y eficacia constituyeron las claves del elenco rojo y blanco, que pudo haber sumado de entrada (sendas jugadas de tries no convalidadas; Latrónico sacó con lo justo a Van der Ghote y Bottini partió en off-side) en el comienzo del segundo tiempo, pero debió apelar a la paciencia y a una maniobra de fases que inició González Iglesias a puro slalom y quiebre de marcas y que encontró a De Achával como asistidor y a Passerotti como ejecutor, recién pasado el cuarto de hora. Roles invertidos y la conquista que los puso en ganadores.
Pucará sintió el golpe y se deshilachó, si bien enalteció su imagen. Alumni se replegó con oficio, prolijo y confiado. Su sapiencia no permitió que se le escapara la victoria.
El SIC el otro Finalista
Los de San Isidro hicieron el gasto en el primer tiempo y se cansaron, pero son finalista; San Luis dejó todo.
El SIC fue dos equipos en uno. El primer tiempo lo mostró como absoluto dominador. Se manejó con aplomo, tuvo un ritmo impresionante en su pareja de medios y velocidad en todas sus acciones. Perforó a San Luis cada vez que se lo propuso y consiguió revertir la temprana ventaja que le había sacado San Luis. En el segundo tiempo, la imagen de los de San Isidro cambió: sus jugadores sintieron el cansancio y en los últimos 20 minutos se dedicaron a defender el triunfo parcial. A punto estuvieron los Maristas de arrebatarles el pasaje a la final -donde el SIC se medirá con Alumni en busca del título-: Campodónico falló la conversión que le daba el empate y mandaba el partido a tiempo extra.
Lo hecho en el primer tiempo por el vigente campeón de la URBA no hacía vislumbrar una merma en su rendimiento tan grande como la que sufrió en el segundo tiempo. Los de San Isidro vivieron la etapa inicial en campo rival, hicieron la pausa cuando la jugada lo pedía y anotaron un try de gran factura luego de que López Mañán recuperara la pelota en sus 25 yardas. Con rapidez y movimientos precisos, el SIC revertía la primera postal del encuentro, que tuvo a San Luis dominante (consiguió desnivelar con un try de Crispo).
En ese primer tiempo, los de San Isidro jamás se desesperaron, sabedores de que las oportunidades de anotar iban a llegar por decantación. Gracias a su dinámica constante, San Luis sólo se dedicó a defender. Y rezar para que el abrumador dominio territorial no se trasladara al marcador.
Cuando San Luis regresó a la cancha luego del entretiempo, todavía estaba en partido (perdía 13-8). Un try de Madero a los dos minutos pareció poner a los Maristas fuera de juego. Pero San Luis apeló a la épica. A los 20 minutos, comprendió que al SIC le fallaban las piernas.
Por eso, atacó. Gastó toda la nafta que le quedaba en el tanque. Empujó hasta el hartazgo y logró quebrar dos veces a la última línea del SIC. Primero apoyó Galli. Después, el capitán Notti anotó el try que, sobre el final del partido, ponía en suspenso la victoria de los de San Isidro. Campodónico pateó con toda la presión encima y falló. El SIC suspiró, aliviado. El pasaje a la final le costó más de lo pensado.