Sony Williams en el mundo del box

"Presentando al único: Sonny... Bill... Williams...". Quien anunciaba las peleas de la velada boxística del sábado en Gold Coast, Australia, no dejó pasar el momento para que ésa fuera su noche.

Con pompa, a viva voz y arrastrando las letras, nombró a quien los All Blacks le meten todas las fichas para que su protagonismo los ayude a, de una vez por todas, ganar un Mundial -y en su casa- después del que obtuvieron en 1987, el primero de los seis disputados.

Pero esta vez, SBW o Superman, de negro sólo vestía el pantaloncito. Había subido al ring para buscar su tercera víctima. Sí, es un rugbier que boxea más que un boxeador que juega al rugby, el único exponente del mundo que combina profesionalmente ambos deportes.

Luego de seis rounds, el nacido en Auckland el 3 de agosto del 85 festejó en fallo unánime (tarjetas de 60-55, 60-55 y 60-54) ante Scott Lewis, camionero de profesión, sin credenciales, pero al menos con más experiencia (3-5 su historial) que los debutantes a quienes Williams venció por nocaut técnico en sus dos peleas anteriores (2009 y 2010).

De físico imponente (1,93 metro y 107 kilos) para su posición de centro en el rugby, está rankeado como el 18° peso pesado de Nueva Zelanda, un país sin hitos en la disciplina. Parece más que nada un berretín -pero en serio- de un personaje cuya vida controvertida (ver Incidentes...) va de la mano de sus reconocidas cualidades como rugbier.

Iniciado en el rugby league (de 13 hombres), en el 2008, "huyó" del Canterbury Bulldogs para fichar por tres millones de euros con el Toulon del rugby de 15. Su salida sorpresiva obligó a los franceses a pagarles 300.000 libras a los Bulldogs como resarcimiento.

Dos años después, la Unión neocelandesa lo contrató para asegurar su presencia en el Mundial de este año. Hoy, SBW dejará los guantes para tomar la ovalada y entrenarse con miras al Super Rugby, defendiendo los colores de Crusaders. Hasta que se los calce de nuevo para su próxima pelea