Carlos Campagnoli, presidente de la URBA
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La gente del rugby siempre se sintió orgullosa por su imagen de amistad, tranquilidad, valores humanos. Ese clima de perfecto orden es algo que nadie está dispuesto a perder. Anteayer, en muchas de las canchas en las que se jugaron los partidos del torneo de la URBA hubo banderas, manifestaciones, hasta un increíble paro de 10 minutos en un partido (Belgrano vs. SIC).
Aquella armonía tan deseada se mezcló con aromas de tempestad. El conflicto se generó por diferencias entre los pensamientos de los jugadores y los dirigentes que conducen los clubes sobre un tema concreto: el dinero que reciben los rugbiers del Plan de Alto rendimiento (Pladar). En la última asamblea de la URBA se votó que los integrantes de ese plan no podrán jugar si no renuncian al beneficio económico.
El día después de esa jornada atípica, Carlos Campagnoli, presidente de la URBA, dijo estar "abierto al diálogo" y que "respeta" la posición de los jugadores, aunque advirtió: "No creo que así resolvamos algo".
-¿Habló con los presidentes de los clubes por lo que pasó?
-No. Ningún presidente me llamó ni tuve repercusiones a nivel personal. El rugby siempre empieza a funcionar un poco tarde. Eso sí, me llamaron un montón de periodistas.
-¿No le preocupa que los jugadores estén en desacuerdo con la posición que tomó la URBA?
Pará, pará (se enoja). Primero vamos a aclarar algunas cosas, porque si no quedo como el malo. No soy un ogro. Sería muy bueno que cada uno asuma sus responsabilidades. La asamblea del viernes pasado fue propuesta, empujada y fogoneada por el Consejo de la URBA, que está integrado por clubes. Los clubes, con todo derecho, tomaron su decisión y votaron.
-¿Cómo interpreta que los clubes hayan votado algo diferente de los intereses de los jugadores? ¿No hay una desconexión ahí?
-¡Ah, bueno! Es algo que tendrán que empezar a trabajar todos internamente. Se debe hablar en cada club.
-Los jugadores dicen que sus dirigentes no los representan en su pensamiento. Si ellos se agrupan y piden una reunión con el consejo de la URBA, ¿los atendería?
-Es algo que no está previsto, pero jamás le cerraría la puerta a nadie. Siempre estoy abierto al diálogo. Si cada jugador llega de la mano de su dirigente, estoy dispuesto a charlar. Con respeto, por supuesto.
-Pero lo que se votó no conformó. ¿No cree que está en una encrucijada?
-No te voy a decir que no hay una encrucijada, es evidente. El viernes se resolvió una cosa y el domingo se produjo lo que muchos sabían que podía pasar. Pero no sé cómo se sale de esto. Una mayoría definió su posición. Es un problema, no soy ciego por lo que pasa, es un proceso que se está cumpliendo en forma ordenada y el resultado no les gusta a algunos. Hay que tratarlo con reflexión, con debate, con tiempo. No se arregla en una semana.
-Y tampoco en dos años, que fue el tiempo que se dieron de prórroga para encontrar la solución a la transición de los jugadores del Pladar. ¿No podrían ser más elásticos?
-A lo mejor no recordamos bien lo que pasó. En 2009, cuando se decide jugar con los rugbiers que tenían sus beneficios, fue porque la UAR nos los pidió, porque no tenían un calendario fuera de la URBA que les diera competencia todo el año. Al terminar ese lapso, en abril de 2010, se plantea el mismo problema. Entonces nos piden también el 2010. Y otra vez se les otorgó. Hoy, nos encontramos con el mismo problema y en esta asamblea se dijo "basta". Las prórrogas fueron pensando que las cosas se iban a solucionar y no se consiguió.
Pero además se han facilitado tres o cuatro cosas que antes no se permitían. Este año, gracias a la asamblea del viernes pasado, se permiten las becas universitarias, los viáticos, la cobertura médica. La única parte que no se aceptó es la de la beca económica. Hemos hecho cambios. Tuvimos elasticidad, nos flexibilizamos o llamalo como quieras.
-Cuando se enteró de lo que pasó con los jugadores en las canchas, ¿cómo se sintió?
-Eh (piensa un rato). Ni mal ni bien. Soy respetuoso. No fui irrespetuoso nunca. Fui pacífico. Tienen todo el derecho del mundo de expresarse. Pienso? No veo que por este camino resolvamos algo. A lo mejor los jugadores tienen que entender que hasta que se modifique el estatuto, no podemos salir adelante. Es lo que eligen los clubes. Si yo mañana convoco a una asamblea nuevamente, va a salir igual. Y tampoco puedo vivir en estado asambleario permanente, sería absurdo.
Además, sé que muchos jugadores piensan como los que se manifestaron en las canchas, pero no son todos. En muchas canchas, esto no se tuvo en cuenta. La URBA administra o dirige 4500 jugadores entre los cuatro grupos. Es un tema muy profundo, demasiado complejo. No nos peleemos, no nos enojemos.