Juan Martín Hernández
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La noticia de una nueva ausencia del apertura, como es algo lógico, fue un mazazo para el cuerpo técnico argentino. Porque si bien se sabía que Juani, que no juega para Los Pumas desde junio de 2009 (vs. Barbarians franceses), estaba entre algodones y que además su club, Racing Metro, no tenía intensiones de liberarlo, la esperanza de que al menos esté en cancha un par de minutos fue el gran sostén de los últimos días.
Pero finalmente la ilusión se hizo añicos y, nuevamente, el Mago deberá mirar todos los tests matches desde las frías tribunas de los estadios europeos. "No llego por el tema de la lesión (distensión en la membrana que envuelve al bíceps de la pierna derecha). La verdad es que creí que los tiempos me iban a dar, pero la lesión no fue evolucionando como esperaban los médicos"
-¿Cuándo te cayó la ficha de que no ibas a poder ser parte del plantel?
-Hace más o menos cuatro días. Me hicieron un estudio y el resultado fue que todavía la herida tiene un centímetro y medio sin cicatrizar. Ahí empecé a perder todo tipo de esperanzas.
-¿Por qué la recuperación no fue la esperada?
-Quizás porque volví demasiado rápido a las prácticas. Según me dijeron médicos franceses y argentinos, y debido a la operación de espalda a la que me sometí en enero de este año, el cuerpo es como que no vuelve a funcionar con la misma intensidad hasta después de un año de la intervención quirúrgica (fue el 12 de enero de 2010). Es muy posible que por eso la lesión no haya evolucionado normalmente.
La desazón que por estas horas se enquista en el alma de Hernández, al que las lesiones complicadas siempre lo atacan en el verano del Hemisferio Sur (rodilla el 18/2/2002, tobillo el 18/1/2005 y espalda el 12/1/2010), se hace carne cuando uno lo escucha hablar. Entre palabra y palabra quedan al descubierto miles de sensaciones que lo apartan de la felicidad plena con la que se codeó tiempos atrás. Y él no se preocupa en disimularlo. "Estoy muy triste. Esto es un embole; un garrón", se queja, mientras que su hijo, Beltrán, corretea cerca suyo.
-¿Tenés fecha de regreso o todo está en una nebulosa?
-Debería estar bien para cuando el Top 14 se largue de nuevo (el Racing será local el 4 de diciembre ante el Stade Francais). Espero que esta lesión, que es más rompe de lo que pensaba, me deje de molestar para esa fecha. Después, si realmente estoy curado, habría que ver si el entrenador me pone...
-¿Ni siquiera hubieras podido jugar algunos minutos contra Irlanda?
-Te respondo con otra pregunta: ¿le hubiera hecho bien al equipo? Estuve ocho meses sin jugar y, cuando volví, en Racing tampoco tuve la continuidad deseada. Entonces, y teniendo en cuenta esto, era clavado que iba a llegar a ese test match muy falto de ritmo y sin estar al 100%. La verdad, no valía la pena arriesgar tanto. Ahora, y con las tres semanas que tengo por delante, lo que tengo que hace es agachar la cabeza y seguir adelante.
-Muchas piedras en el camino, ¿no?
-¿Piedras? Ya parece una duna, un médano, je. Es un embole; me siento muy triste. ¿Qué más te puedo decir?