Phelan, Accame, Careras y Cusworth lanzando el plan
|
La medida revolucionaria tomada por unanimidad por la dirigencia refleja claros y oscuros.
De ahora en más, habrá que aceptar una inevitable bifurcación en el rugby local: amateurs y profesionales. Los riesgos físicos de la alta competencia llevaron a la UAR a decidirse por el cambio. Pero quedan cabos sin atar: los 31 profesionales actuarán en torneos aficionados y se enfrentarán a equipos aún conformados por jugadores que practican deporte por hobby.
El peligro seguirá latente por la diferencia de tiempo y nivel de entrenamiento, tal cual le sucede a los Pumas cuando rivalizan con las grandes potencias. Es un tema que se está debatiendo en la UAR y que la unión de Buenos Aires (aporta 23 de los 31 jugadores) aún no lo acepta en plenitud. El miércoles próximo se definirá.
Contar con un seleccionado rentado, que esté afincado en el país e integrado en su mayoría por jóvenes, es un requisito indispensable para que la Argentina logre incorporarse a un certamen regular y estable, como puede ser el Tres Naciones. La UAR podrá hacer uso de sus jugadores a gusto y placer, sin los escollos de los clubes, sobre todo los europeos, que muchas veces negaron la cesión. Este plantel de 31 jugadores es una apuesta al futuro, que fue elegido con proyección al Mundial de 2011 y al hipotético, aunque muy posible, Cuatro Naciones de 2012, junto con las potencias del hemisferio Sur.
Los coletazos de la crisis económica y una inflación enmascarada absorbieron el poder adquisitivo del dinero. Los 2300 pesos mensuales que recibirán los jugadores no es una cifra significativa para cubrir los costos de una vida normal. Además, no es un salario que le pueda hacer frente ni al más humilde ofrecimiento de un equipo europeo. Conociendo esto, la UAR exige el pago de una indemnización (7500 dólares) en caso de que un club extranjero quisiera adquirir los derechos de alguno de los jugadores con el vínculo con la unión en vigencia.
Otro punto gris, quizás ni siquiera advertido por los 31 jugadores firmantes, es que la letra del contrato atenta contra algunas licencias. "...En el ejercicio de su libertad de expresión, el jugador deberá preservar la imagen de la UAR, del equipo nacional, de sus dirigentes. Queda prohibido intervenir en forma directa o indirecta en la política interna de la UAR..." . Es decir, la UAR desea apagar las voces díscolas, aquellas que la puedan llegar a incomodar.
Sí es realamente para aplaudir y celebrar que serán los primeros rugbiers profesionales que tendrán los seleccionados nacionales bajo las luces de la ley y la reglamentación. El pago de viáticos era una práctica incorrecta, pues los jugadores jamás rindieron cuentas de sus gastos ni estuvieron contratados por la unión.
De ahora en más, habrá que reconocer las dos caras del rugby: la profesional y la amateur. Ni una extinguirá a la otra, ni la otra obstaculizará una metamorfosis que simula ser inevitable.