Lucas Ostiglia

Fue el último en irse del vestuario tetracampeón. Ya no quedaba nadie y en la Catedral sólo se respiraba silencio, pero Lucas Ostiglia, en el día en el que jugó su último partido de rugby, continuaba deambulando por los recovecos académicos.

-¿Sensaciones?
-Ufff, en este momento se me pasan mil cosas por la cabeza; muchos recuerdos del club, de cuando era chico, de cuando debuté...

-¿Estás seguro de la decisión que tomaste?
-Sí, 100% seguro. Desde el año pasado que la vengo masticando, porque por la lesión en la rodilla me costaba mucho entrenar. Se me estaba haciendo muy difícil. Ahora voy a colaborar con el club en lo que necesite, quizás ayudando en alguna división juvenil.

-Tu último partido y un tetra bajo el brazo...
-Parece de borracho, je. La verdad es que fue un partido durísimo. En el primer tiempo no pudimos meterle mucha continuidad al juego porque el CASI marcó muy bien, jugó muy duro. Pero después, en el complemento, cuando recibieron las amarillas (Matías Casanova y Juan Headen), pudimos aprovechar la diferencia numérica.

-¿Con qué momento de tu carrera te quedás? ¿Cuál es el que nunca te vas a poder olvidar?
-No puedo quedarme con uno, así que elijo todos. Desde que era muy chico, cuando debuté en Primera, hasta ésta final, que era uno de los más viejos. Todos los momentos vistiendo esta camiseta tuvieron su encanto, siempre sentí la misma motivación para entrar a la cancha.

-Te retirás siendo tetracampeón y Puma de Bronce...
-¡Suena fuerte! La verdad es que tuve una carrera bárbara. Más no puedo pedir. Estoy feliz, y sobre todo agradecido a mis compañeros.

La tercera línea está lagrimeando. Se le fue uno de sus preferidos; se le fue uno de sus mimados. Lucas Ostiglia, uno de los mejores terceras que dio el rugby argentino, dijo basta y colgó los botines con todos los honores. Claro, fiel a su estilo; como se merecía un Rey León.