Galo Della Vedova, capitán del flamante bicampeón
|
Las finales se han hecho para ganarlas. No se merecen por méritos históricos. Se ganan porque siempre hay uno que sabe hacer mejor las cosas, en el momento justo.
Fue fiesta del Litoral. En las tribunas todo el color de la pasión casi futbolera, que le pusieron las 4000 almas que colmaron la "quinta" en el barrio Las Delicias. Fue fiesta, rayana con el delirio, apenas Mauro Rivera, marcó el final. Y entonces los últimos rayos del sol le pusieron luz al azul y negro de un club histórico de la ciudad, que se ha constituído en uno de los grandes del rugby litoraleño en este todavía incipiente siglo XXI.
Ya no quedan dudas que este Universitario, está hecho en la forja donde se templan los buenos aceros. Es filoso cuando ataca, es duro para aguantar estocadas. Lo demostró en la semifinal ante Gimnasia. Lo ratificó en la final ante el Jockey. Resiste a todo y a todos. Ha hecho del esfuerzo sin límites, talvez su bandera más preciada. Una bandera que flamea en las canchas, pero que se teje en las frías noches de entrenamientos y se moja con el sudor del gimnasio.
Universitario es el campeón y lo mereció. Ganó los partidos que hay que ganar para reir y llorar al mismo tiempo, como una rara antinomia de toda vuelta olímpica. Lo mostró hace quince días en el Parque Independencia, sumando los bonus necesarios para clasificar. Siete días después anunció su decisión de finalista. Y hoy en su cancha, ante su gente, por primera vez en su historia, fue el dueño de toda la gloria.
Pero para alcanzarla, tuvo que hacer lo de siempre. Pelear en todo el terreno, no dar ni un milímetro de ventaja, aprovechar la ocasión y tensar sobre el césped todos los músculos necesarios para imponer su vocación de campeón. Porque enfrente estuvo un Jockey, que hizo mucho más digna la conquista del nuevo titulo. Porque la gente de Fisherton también demostró que no llegó de prestado a este día.
El 11-6 del final dice bien a las claras lo que fue la definición de nuestro Regional. Un partido cerrado, durísimo en todo los sectores, presión asfixiante, marcas celosas, con creación ofensiva casi nula. Fueron 80 minutos de verse casi cara a cara en todo momento. Por el lado de los forwards estuvo la gran batalla. Nadie dio ni pidió tregua. Tampoco nadie cedió un milímetro del terreno. Los espacios prácticamente no existieron. Fueron 80 minutos de una intensidad que mantuvo en vilo a las tribunas, aunque los ingoales fueran tierras lejanas.
El pie fue durante muchos momentos el mejor o casi único argumento para ganar metros o para sumar. Por eso el 3-3 del primer tiempo reflejó más méritos para las marcas que virtudes para los ataques. Si bien Universitario sacó ventajas en line, donde llegó a robar un par de pelotas, le costó generar juego, más allá que en un par de ocasiones decisiones mal tomadas le frustraron intentos que parecían tener mejor final.
El arranque del segundo tiempo encontró mejor armado al Jockey. Primero porque se instaló en campo rival. Segundo porque se puso en ventaja. Tercero porque el palo le negó otra alegría a un drop. Cuarto porque empezó a manejar la pelota, a controlarla con su maul, a generar un par de movimientos -especialmente por el lado angosto- desde el scrum. Fue sin dudas el mejor momento del verdiblanco, dejando la sensación que quería adueñarse del partido.
Pero en la primera que recuperó, Universitario lanzó la estocada mortal. Usando todo el ancho de la cancha, provocando el desnivel con Pablito Iguri por el centro, solo quedó en la velocidad de Cáccamo el toque de distinción que lo llevó hasta el ingoal.
A partir de allí los muchachos de Oviedo-Fermani fueron a definir el partido. Lo hicieron con el temple de quien sabe como encarar estas lides. Con decisión se instalaron en campo rival. Con sus forwards controlaron la pelota; jugando corto, fueron al terreno que más le convenía.
Allí apareció el oficio de los hermanos Schiavo, con Aníbal dueño de las alturas; la fiereza de Seba Gamboa, la viveza del eterno "Mágico" Moliné, la serenidad de Iguri para mover la última chapa del tablero, con un soberbio drop y la entrega solidaria de quince leones decididos a regalarle a su gente otra vuelta olímpica, todos bajo la batuta de un director de orquesta como Galo Della Vedova, constituído en el "gran capitán".
Y el pitazo de Rivera, desató una locura que solo tendrá freno cuando el sol del domingo salude al nuevo campeón. Del otro lado, más de una lágrima, por la oportunidad perdida. El Jockey estuvo cerca, pero dejó escapar su momento y en una final las oportunidades perdidas no son fáciles de recuperar. Pero que nadie dude que dejó todo y algo más en cada centímetro cuadrado del terreno. Quedó claro que "hay equipo" y el inminente Nacional del Interior es bueno para demostrarlo. Seguramente, de esta batalla perdida, saldrán soldados con fogueo de veteranos para devolverle la sonrisa a la gente de Fisherton.
Universitario dio lección de como jugar finales. Evidenció que tiene oficio para acumular copas en sus vitrinas. Que es un "duro de matar". En los últimos cinco años ganó dos Litorales y dos Región Centro, escribiendo una página que más de uno debe estar envidiando. Durante todo el año fue de menor a mayor y estuvo en el lugar indicado, a la hora señalada, para sentarse a la mesa y servirse el banquete solo reservado para el campeón. Demostró ser un equipo que se preparó para jugar finales. Que lo disfrute...bien merecido lo tiene...!!!
Cancha: Universitario, barrio Las Delicias, Rosario
Arbitro: Mauro Rivera
Jueces de touch: Alejandro García y Darío Di Giacinti
Cuarto asistente: Alejandro Blum
Quinto asistente: Guillermina Celoria.
Universitario: L.Clémori, S. Gamboa y M. Guirin; E.Schiavo y C.Schiavo; P.Colacrai, A.Schiavo y G.Dellavedova (cap); M.Moliné y J.Rivas; A.Cicalle, R.Sánchez, C.Lewtare y S.Cáccamo; P.Iguri.
Entrenadores: Carlos Oviedo - Guillermo Femani.
Jockey Club Rosario: F.Manavella, T.Comba y C.Ripani (ST. J. Negrotto); P.Sappene y P.Preumayr; C. Preumayr, M.Baravalle y T.Sesarego; S.Preumayr (cap) y A.Bertoya; P.Mac, A.Fradua, F.Amelong y A.Marquard; J.Baetti (ST. 28m. G.Alegre)
Entrenadores: Rodrigo Crexell - Iñaky Barrandeguy.
Primer tiempo:
17´ amarilla a Amelong (JCR)
28´ penal Iguri 3-0
31´ penal Bertoya 3-3
Segundo tiempo:
9´ penal Bertoya 3-6
21´ try Cáccamo 8-6
39´ drop Iguri 11-6.