Gareth Thomas

"No quiero ser conocido como un jugador de rugby gay. Lo primero soy un jugador de rugby. Soy un hombre", pidió el ex capitán de la selección galesa.

Con 100 internacionalidades a sus espaldas -récord en el rugby galés- y 1,92 metros de altura, Thomas siempre fue la viva imagen de la fiereza viril, como atestiguan los varios dientes que perdió sobre el campo.

Sin embargo, el galés siempre vivió angustiado por su secreto, hasta el punto de que estuvo a punto de conducirle al suicidio.

El rugbier confesó que supo de su homosexualidad desde la adolescencia, "pero saberlo y aceptarlo son dos cosas muy diferentes".

De hecho, Thomas se casó en 2002 con una joven de menos de 20 años llamada Jemma. Pero su matrimonio se rompió cuatro años después tras una traumática confesión del deportista, que en 2005 lideró a Gales al título del Seis Naciones.

El rugbier confesó entonces a un reducido grupo de compañeros en la selección que era gay. Y hoy sus colegas en el Cardiff Blues también lo saben. Su decisión de dar a conocer al gran público su condición sexual tiene algo de didáctica.

"No quiero hacer una cruzada, pero estoy orgulloso de quién soy. Siento que logré todo lo que podía haber esperado del rugby, y lo hice siendo gay", explicó. "Quiero mandar un mensaje positivo a otros gays de que también pueden hacerlo".

"El rugby es el más duro, más macho de todos los deportes masculinos, y con eso viene una imagen", contó. "De algún modo, es bárbaro. Y yo nunca podría haberlo dicho si antes no me hubiera ganado el respeto como jugador".

Thomas asegura que nunca se sintió atraído por un compañero de equipo y confiesa que actualmente no tiene pareja.

"Es muy duro para mí ser el único jugador de rugby internacional listo para romper el tabú", admitió. "Estadísticamente no puedo ser el único, pero no conozco ningún otro jugador gay que aún siga jugando", agregó.