Todo Rugby
"Por primera vez estuve en una final de Rugby..." por Joaquín López RdC
Te voy a contar como la viví...todo empezó el sábado a la noche, salí a caminar por la Arístides, lugar que frecuentan algunos rugbiers mendocinos, esperando cruzarme con algunos y poder charlar con ellos, pero mi caminar fue en vano, todos estaban en sus casas preparándose para la gran final.

El domingo llegué muy temprano a las instalaciones de Maristas, no me quería perder ni un detalle, en el club ya había bastante gente, se jugaban partidos de rugby infantil que me detuve a mirar, la gente que observaba a esos niños ya hablaba de la final.

Entré al campo de juego desierto y me quedé en el centro observando con tranquilidad, en esas gradas que más tarde estarían colmadas, ahora, no había ni un alma, ni un chico revoltoso, todo estaba calmo.

Me senté a descansar en el pasto, a un costado de la cancha y quise imaginar lo que vendría, sin duda era imposible, la final sería un partido que alguien ganaría pero yo quería ver la gente, las hinchadas, las sensaciones de estos seres humanos unidos por una misma pasión…

A las 11 de la mañana, se largó el primer partido, el cuál fue entretenido, fuí uno de los tres o cuatro que lo vimos. Un partidazo.

En el siguiente partido, jugaba el local, la tribuna empezaba a tomar color, al ver tanta gente empecé a palpitar lo que vendría, era la primera vez que iba a una final de Rugby y sentía la ansiedad de vivirla.

Cuando arrancó la lucha por el Tercer Puesto, la tribuna ya estaba colmada, señores, señoras, chicos, chicas; mucha gente se acercó a ver la final, esa final tan esperada.

De pronto sentí muchas almas que cantaban a lo lejos, miré hacia la playa de estacionamiento; ya había empezado el duelo de las hinchadas, corrí hacia ellos y estuve un rato deleitándome con la “16”, es la hinchada famosa de tordos y más allá estaban “los blancos”, la piel se me puso tiesa, tenía ganas de aprenderme las canciones y cantar fuerte junto a ellos.

Cuando desperté de mi sueño lleno de adrenalina volví a la cancha central, justo atrás mío entró la hinchada de Mendoza, cantando con redoblantes y banderas, la gente los miraba, formaban parte del color de esta gran final.

La “famosa 16” se hizo esperar e ingresó a la tribuna un tiempo después, llenos de fiesta con un colorido enorme, muchas banderas, silbatos y bombos, el marco de la final era indescriptible, pero más aún lo que se vendría...

Tordos fue el primero en entrar, el aire se lleno de azul y grana, banderas moviéndose de un lado para otro, serpentinas, bengalas, petardos, todo esto le daba la bienvenida a un grande que luego sería tetracampeón.

Inmediatamente entraron los conejos detrás de un Puma, Méndez, los blancos a pesar de ser menos, se encargaron de brindarle una formidable entrada a su equipo, las banderas se agitaban, sonaba la pirotecnia y la multitud se perdía detrás de una nube de papeles blancos.

Comenzó del partido, la gente, ya más calma miraba con nerviosismo el partido, las hinchadas cantaban en menor medida pero no dejaban de alentar a sus equipos.

Las canciones y los bombos divertían a los espectadores, todo esto era producto del amor a sus clubes, la “16” quería su cajón pintado azul y rojo como su corazón, mientras que los “blancos” respondían se viene el blanco campeón , blanco campeón.

Me entretuve escuchando las canciones de ambos, la competencia también era en las gradas, que sin duda esta final también la ganó Tordos, con su Hit de la tarde “es enorme, el fede es enorme” acompañado del revoleo de un afiche de McDonald´s con la imagen de Federico Méndez.

Después de casi una hora y media de una mezcla de nervios, angustia y alegría... el final del partido llegó y se desató la alegría azulgrana, una fiesta que para mis ojos será inolvidable, se escuchaba “tetracampeón tetracampeón”, sentí una sensación extraña dentro de mí, la euforia de esos jugadores y la alegría de la gente me invadieron, por un momento quise cantar y saltar como si fuera un hincha más del Campeón, mis labios balbuceaban bajito “Tetracampeón”, me animé a dar la vuelta con ellos y vivir de cerca la alegría de un Campeón, la energía de todo un club, de toda una hinchada.

Ya pasaron dos horas de este momento imborrable de mi vida, estoy sentado otra vez en el campo de juego, en el mismo lugar que comencé este día, la cancha esta llena de papeles, se ven restos de los petardos, las tribunas están vacías, están calladas, pero en ellas veo la imagen de una multitud alentando y disfrutando a su equipo.

Ahora iré a descansar, fue un día de muchas sensaciones juntas, me llevo adrenalina en la piel, entusiasmo y sobre todo me voy sorprendido, nunca imaginé que hoy viviría una final así, fue una tarde de rugby a todo color que jamás olvidaré, me imagino Los Campeones.

Joaquín López. RdC
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