Ahora sí, no quedaron dudas. Después de una semana algo agitada, en la que las declaraciones de los entrenadores alteraron levemente el panorama, los All Blacks neozelandeses consiguieron establecer una contundente e histórica victoria por 61 a 10 frente a un desdibujado seleccionado francés, que extrañó como nunca antes a sus principales figuras.
Lo que sí pudo confirmarse en Wellington con absoluta claridad, fue la acertada visión de Laporte de no querer ir a jugar a las islas en tales condiciones. A diferencia del primer Test Match, en el que igualmente alcanzaron a imponerse con bastante claridad, esta vez los All Blacks terminaron imponiéndose con total contundencia, sin dejar incógnitas, y superando a sus rivales en todos los aspectos del juego, para redondear al final una marca categórica de nueve conquistas.
Durante los pasajes iniciales, Francia mantuvo el tanteador igualado en base a una serie de argumentos llamativos, que casi siempre consistieron en matar el ritmo que se generaba desde el otro sector (lo mismo que generó las críticas de Henry después del primer choque).
La primera llegada de los de Grahan Henry al ingoal visitante se produjo a los diez minutos, a través del experimentado Anton Oliver, pero luego sobrevino el espectáculo de los de arriba: Byron Kelleher a los 25', y Joe Rokocoko a los 27' y a los 37', para un inobjetable parcial de 30 a 3.
En la fase complementaria, los franceses salieron al ruedo aparentemente decididos a encontrar un cambio de actitud, aunque no gozaron de mucha fortuna. La efectividad de sus rivales los devolvió a la realidad de inmediato, cuando Leon MacDonald decretó el try número cinco.
Con el marcador ya definido, y mucho tiempo por delante, Francia buscó como pudo la aplicación de algunas variantes, hasta que encontró el descuento a los doce minutos, con una maniobra de Julien Laharrague.
Eso fue lo máximo a lo que pudo aspirar el equipo de Bernard Laporte en la fría noche de la capital neozelandesa. De inmediato, los All Blacks pusieron en marcha su mecanismo ofensivo, y casi como un reloj redondearon otra actuación memorable. En ataque, y ante una Francia golpeada y resignada, completaron el caudal de conquistas: Isaia Toeava, Jerry Collins, Keven Mealamu y Nick Evans, el reemplazante de Daniel Carter.
Nueva Zelanda: 15. Leon MacDonald, 14. Joe Rokocoko, 13. Isaia Toeava, 12. Luke McAlister, 11. Sitiveni Sivivatu, 10. Nick Evans, 9. Byron Kelleher, 8. Rodney So'oialo, 7. Richie McCaw (c), 6. Jerry Collins, 5. Ali Williams, 4. Keith Robinson, 3. Carl Hayman, 2. Anton Oliver y 1. Tony Woodcock.
Suplentes: 16. Keven Mealamu, 17. Neemia Tialata, 18. Chris Jack, 19. Chris Masoe, 20. Brendon Leonard, 21. Ma'a Nonu y 22. Doug Howlett.
Francia: 15. Thomas Castaignède, 14. Julien Laharrague, 13. Arnaud Mignardi, 12. Lionel Mazars, 11. Jean Francois Coux, 10. Benjamin Boyet, 9. Nicolas Durand, 8. Sébastien Chabal, 7. Olivier Magne, 6. Damien Chouly, 5. Julien Pierre, 4. Pascal Papé (c), 3. Olivier Sourgens, 2. Sebastien Bruno y 1. Christian Califano.
Suplentes: 16. Raphaël Ibáñez, 17. Nicolas Mas, 18. Olivier Olibeau, 19. Fulgence Ouedraogo, 20. Michael Forest, 21. Nicolas Laharrague y 22. Benjamin Thiéry.
Síntesis
1T: 4', penal de Boyet (F); 11', c. de McAlister por try de Oliver (NZ); 14' y 24', penales de McAlister (NZ); 26', c. de McAlister por try de Kelleher (NZ), y 27' y 37' tries de Rokocoko (NZ).
2T: 6', try de MacDonald (NZ); 13', c. de Boyet por try de Laharrague (F); 17', c. de McAlister por try de Toeava (NZ); 24', c. de McAlister por try de Collins (NZ); 32', try de Mealamu (NZ), y 40', c. de McAlister por try de Evans (NZ).
Árbitro: Craig Joubert (Sudáfrica)
Juez de touch 1: Stuart Dickinson (Australia)
Juez de touch 2: Paul Marks (Australia)
Estadio: Westpac (Wellington)
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