Sudáfrica venció 32-12 a Inglaterra en la final de la Copa del Mundo y se consagró por tecera vez, tras 1995 y 2007. Mapimpi y Kolbe apoyaron las conquistas de los Springboks y Pollar sumó 22 puntos.

El primer tiempo de la final de Japón 2019 será recordado por los nervios con los que jugaron Sudáfrica e Inglaterra, los dos mejores equipos del Mundial, a los que se les cayeron muchas pelotas. También por las lesiones: se fueron reemplazados Sinckler, Marx y De Jager. Hubo un buen ataque de Inglaterra, de varias fases e intentando por todo el ancho de la cancha pero la férrea defensa sudafricana lo frenó. Los puntos llegaron desde los pies de Pollard y Farrell, para el 12-6 parcial de los sudafricanos.

El complemento podría haber quedado en la memoria como un juego de ajedrez en el que cada penal se tiraba a los palos. Fallaron uno cada uno Pollard (desde 60 metros) y Farrell. Estaban 18-12 hasta los 65 minutos.

El cuarto de hora final traerá nuevas escenas, lúcidas para la historia del rugby sudafricano. Porque Mapimpi metió un sombrero y combinó con Am para apoyar el primer try de los Springboks en una final de una Copa del Mundo, tras las de 1995 y 2007.

El otro winger también tendría su momento, su terreno en la historia grande de Sudáfrica. Porque, tras la recuperación de Malcolm Marx, la pelota llegó en la punta al chiquitito. Cargó la barra de electricidad y cuando arrancó, nadie pudo pararlo. La historia estaba juzgada.

Sudáfrica ganó su tercer título del Mundo, a 12 años del segundo, nuevamente ante Inglaterra. Es el máximo campeón, con los mismos trofeos que los All Blacks.